336al menos se aproximan bastante, alnuestro. El reto es aprender a leer sumundo. La realidad (moral, intelectual,sentimental) que expresa el símboloestá ligada a un referente, a unaimagen. La realidad sigue siendo váliday es común (el proyecto de Dios yel del hombre es el mismo). Pero elreferente, la imagen, el modo deexpresarla, culturalmente ha cambiado.Hay que saber escuchar biensu lenguaje (música, noche, modas,cine, estilos, estéticas...) para ver(comprender, entender) bien su realidad.Nuestra fe, nuestro "horizontede sentido" es válido para ellos, esexpresado de otra forma por ellos,porque el proyecto de Dios es proyectopara todos.4. QUÉ NO SON LOS NUEVOS4. LENGUAJESNo es manipular su mundo, entrarcon la suya para salir con la nuestra.Como venimos diciendo, debemoscreer en su mundo, un mundo quemerece la pena, es válido y tiene elementosmuy positivos sin necesidad demanipularlos. Además, manipular sumundo no sería más que reinterpretarsu realidad con nuestros ojos y eso volveríaa ser ininteligible para los jóvenes.Tampoco es convertirnos a nosotrosmismos en algo que no somos. No esperder nuestra identidad (nuestra formade ser, de entender la vida, etc.).Nuestro objetivo es señalar a su mundopara decirles que estamos de acuerdo,que al fin y al cabo, estamos pensandoen lo mismo, sintiendo lo mismo, creyendoen lo mismo. Nosotros somosdiferentes, tampoco somos Pocholo.Hablar en un mismo lenguaje es algomás que un compadreo, un consentirlotodo. Hemos de aceptar y ver comopositiva la distancia que hay entre nosotrosy ellos, porque además así funcionamoscomo modelos y referentes,somos el adulto al que acudir, pedirconsejo, etc.Es común, en cuestiones mediáticas(internet, móvil, televisión...), encontrarposturas radicales: algunos lo demonizan(todo lo que sale en televisión, internet,etc. es malo, hay que estar en contra,criticarlos, etc.). Es cierto que hayque desmitificar, pero no anular.Empeñarse en vivir sin internet es ser unanalfabeto funcional. Empeñarse en huirdel móvil es querer vivir en el siglo XIX.Pero tampoco debemos endiosar losmedios, que es la otra postura radical.Muchas veces creemos que teniendo losúltimos medios, usando el power point,su música, etc. ya tenemos la comunicaciónconseguida. Una imagen, un montaje,una película no lo consigue todo.Además, el uso excesivo de medios fuertesnos hace correr el riesgo de diluir elmensaje en el medio, que no son másque instrumentos. No debemos olvidarque la fe es una experiencia personal yque nuestra tarea es acercar o facilitaresta vivencia en nuestros jóvenes. Si sediluye este objetivo, haremos montajesmagistrales pero no habremos llegado aningún lado. Además, hay que recordarque ciertos nuevos lenguajes potencianla pasividad, la mera receptividad deljoven (lejos del valor experiencial):muchas veces nuestros jóvenes se limitana sentarse en la semioscuridad,delante de un cañón de luz, o una pan-<strong>CATE</strong>Q U ET I C A
337talla de televisión o cassette para tragarselo que queremos decir.--Explicitamos los riesgos:Abusar de los medios, diluyendo elmensaje (el Padre Nuestro segúnPower Point: nos embobamos conlos colores, movimientos y fotos yolvidamos la oración).Decir lo de siempre, con las mismasexpresiones, los mismos símbolospero en un medio moderno (hablardel pecado, de las tinieblas, modernizándolocon alguna imagen o conalgún efecto PPT).Para concluir el apartado, apuntamosalgunos ejemplos de nuestra actividadcotidiana y pastoral:• Las fichas: Nos encantan los montajes.Escribir un texto evangélico enword, insertarle una foto apropiada yhacer un cuadro con preguntas.Pero, ¿siguen funcionando? ¿Siguenvaliendo? ¿Son aceptadas por losalumnos? ¿Les atrae, les gusta? Enesta cultura de la imagen, ¿no lescuesta a los jóvenes ponerse a leer?Oramos con fichas, pensamos confichas, jugamos con fichas...¿explotamoslas fichas?• El cine: El ambiente del cine fomentael atontamiento lúdico: nos sentamosen la oscuridad, en un sillóncómodo, relajados y comenzamos atragar con los ojos la película quevemos. Es importante enseñar a vercine, a cultivar una mirada crítica. Elcine también se lee. Pero ¿vemoscine? ¿Qué cine vemos? ¿Le sacamostodo el partido? ¿Leemos las películaso nos las tragamos como un objetode consumo más? ¿Nos vamosrenovando? ¿Renovamos la filmotecade pastoral? Usar el cine en pastoral,¿es algo más que poner la últimapelícula que vimos, la película quenos gusta? ¿Sabemos que, despuésde La Misión, La Ciudad de la Alegríao Jesús de Nazaret, se ha seguidohaciendo cine?• La música: Es importante preguntarsesi nuestra música es su música: ¿legustan los cantautores que nosotrosescuchamos (Silvio, Serrat, IsmaelSerrano)? Hacemos dinámicas conmúsica de hoy, pero, después, en laeucaristía, ¿qué cantamos?• Las imágenes: Es obvio que unaimagen vale más que mil palabras yque vivimos en la cultura de la imagen(la televisión, el cine, la ropa, lospeinados). Tenemos un millón deimágenes impactantes de guerras, deniños africanos pasando hambre o deniñas latinoamericanas aprendiendoa leer sentadas en medio de la selva.¿Se estarán cansando ya de ver siemprela misma foto? ¿Llegamos alfondo de la imagen? ¿Buscamos, dealgún modo, una estética concreta<strong>CATE</strong>Q U ET I C A