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CATE Q U E TICA - Editorial Sal Terrae

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339tud abrahamánica: salir de la propia tierrao claves interpretativas del mundo,para ir al encuentro de otras gramáticas,confiados eso sí, en que en esa fusiónde horizontes, Dios está de un modocuasi sacramental.Son importantes, como talantes yestilos, como modos y maneras de hacerpastoral, la escucha, el respeto, la simpatía/empatía.Escuchar al joven, creer ysentir que lo que dice es importante,necesario y esencial. En muchas ocasiones,los oídos del pastoralista (del educador,del tutor) son los únicos confidentesadultos del joven. Hemos de escuchar loque nos dice, estar abiertos al joven.Pero también al mundo: hay que escucharbien el mundo para verlo bien, paraque no nos engañe lo que vemos.El respeto tiene que ver con el amor alhombre y al mundo. Es, desde la perspectivacristiana, radical apertura a la vidadel que me es ajeno, distinto de mí, comouna persona digna de tener también suparte de verdad y de Dios. Debemosabandonar la idea de sentirnos (educadores,pastoralistas) en posesión, administracióny distribución de la verdad.Profundizando en todo esto, podemosdecir que la pastoral ha de tener untalante de amigabilidad. No somos amigospara pensar y hacer las mismascosas, sino para fomentar la cercanía dedos realidades diferentes, pero conmuchos puntos en común (sin estospuntos comunes sería imposible dichacercanía). Ser sim-páticos y em-páticosno es más que transmitir (no de palabra,sino con gestos, con el día a día, en elencuentro cotidiano) que los comprendemos,que estamos con ellos y porellos, que tenemos tiempo para escucharlesy que lo que nos digan, lo vamosa aceptar.El peligro de todo esto es que,muchas veces, perdemos nuestra identidaden su mundo (que también es elnuestro) y acabamos secularizándonos,proponiendo un cristianismo light y descafeinado.La relación entre el pastoralistay el joven es dialéctica. Hemos de iral encuentro con la certeza de quiénessomos y en qué creemos, para no diluirnosen el diálogo, pero abiertos a lo quenos digan. Sólo en esta tensión dialécticapodremos construir comunidad eIglesia.Esa identidad de la que hablamos,además (y para colmo) debe ser auténtica,creíble y coherente. Muchas veceslos problemas de los hombres y mujeresde la Iglesia es de credibilidad: lo quedecimos y lo que transmitimos no concuerdacon lo que vivimos. Hablamos debienaventuranzas, encuentros, amor alos demás, el perdón, la eucaristía ycomunión, a la vez que somos inflexibles,intransigentes, distantes e inaccesibles.Nuestro mensaje convencerá en lamedida que lo vivamos y, además, seamosfelices viviéndolo. Y se nos note.6. FORMAS DE LOS NUEVOS6. LENGUAJESLos nuevos lenguajes nos sirven parao bien señalar lo bueno que hay, potenciándoloy aprovechándolo o bien señalarlas carencias, falsedades y vacíos denuestro mundo. El apartado a través delespejo nos sirve para concluir esto.<strong>CATE</strong>Q U ET I C A

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