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CATE Q U E TICA - Editorial Sal Terrae

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329embargo, hay mucho pastoralistainsatisfecho, fundamentalmente porla desorientación. Se hace todo loque se puede pero no acabamos deatinar y se transmite cierta sensaciónde culpabilidad (nunca lo hacemosdel todo bien).• Hasta ahora, hemos pretendido cambiara los jóvenes, y apenas noshemos planteado cambiar nuestrasactividades. Deberíamos adecuarnuestros objetivos, contenidos y actividadesa ellos y no tener miedo atirar lo viejo. Esto nos pasa porque,en muchos casos, seguimos viendocon malos ojos la nueva sociedad (yjuventud) que ha surgido, lo vemosmás como problemas a solucionar yenmendar que como personas a lasque hacer crecer.• Hay un problema de personas. Nosfalta formar laicos. A veces confundimosla buena voluntad con la eficacia.La buena voluntad no es suficiente,pues falta formación.• La propia Pastoral tiende a aislarse enel entorno del colegio o de la diócesis.Los pastoralistas viven en ciertamanera acomplejados, sin considerarsejunto con los profesores en lamisma labor de evangelización.• Hemos devaluado la Pastoral Infantil.Damos muchas cosas por supuestas.Hasta ahora se ha insistido mucho yse ha trabajado mucho en la PastoralJuvenil, pero tenemos que reforzar laPastoral Infantil. La transmisión de lafe ya no la hace la familia y tambiénha acabado siendo tarea nuestra.4º. Necesidades e intuiciones quese perciben en la pastoral juvenil.Con todo, y a pesar de la desorientaciónde la que acabamos de hablar, hayalgunos puntos que tenemos más queclaros. Estas intuiciones son, sin duda, elprincipio del camino:• Debemos emplear lenguajes más significativospara acercarnos a ellos.• Necesitamos una actualización teológica,tanto a nivel de lenguaje comode conceptos. Igualmente, es necesariauna actualización litúrgica.• Hemos de generar nuevos espaciosque no sean los típicos.• El Cristianismo lo deberíamos transmitircomo una experiencia de relaciónmás que como una filosofíasobre valores, una moral más.• Hemos de considerar el acompañamientopersonal como un elementofundamental.• Deberíamos reflexionar sobre algunascuestiones previas como quéJesús quiero presentar a estos jóvenes,qué Iglesia quiero transmitirles,qué moral. Para todos estos temas,faltan respuestas corporativas, faltaconsenso.• Debemos saber cuáles son las preguntasfundamentales de los jóvenesy comprenderlas, conocer qué lespreocupa, pues corremos el riesgode responder a cuestiones que no lesinteresan.<strong>CATE</strong>Q U ET I C A

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