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ITINERARIO HISTÓRICO DE LA GASTRONOMÍA DOMINICANA250las que recurrir a los canarios de San Carlos a fin de que éstos, que en su mayoríaeran labradores, vendieran sus productos a los citadinos.De todos modos la política liberal del reinado de los Borbones produjo algunosefectos en la colonia. La creación en 1755 de la Compañía de Comerciode Barcelona y más tarde el Decreto de Libre Comercio hicieron pensara no pocos comerciantes dominicanos que a partir de ese momento se estableceríanrelaciones continuas con España. Estas medidas fueron una verdaderabendición para los negocios entre las colonias y entre España y todassus posesiones. Naturalmente las más beneficiadas serían las que tenían unmayor desarrollo y más capacidad económica para exportar e importar productos.Santo Domingo se encontraba a la zaga de muchas de éstas y, enconsecuencia, no interesaría tanto a los barcos de dicha compañía.Anota Rosario Sevilla Soler en su libro Santo Domingo, Tierra de Frontera,que entre 1757 y 1765 a Santo Domingo llegaron 19 barcos de la navieracatalana, es decir 2 y a veces 3 al año; de 1767 a 1775, contando algunosque no pertenecían a dicha compañía, los arribos llegaron a 21, es decirigual proporción que la anterior. En el lapso que corre entre 1766 y 1795, esdecir, en 29 años, de Santo Domingo a España partieron 29 buques, lo quenos da 1 ó 2 por año. Los productos que en ellos se enviaban a España erancueros, algo de azúcar, cacao, tabaco, café y maderas. Desde Caracas, Cumaná,Puerto Rico llegaba también a Santo Domingo pescado salado, carne entasajo, menestras y queso. Lo que nos revelan esos datos y los que muestranlas importaciones con algunas otras colonias, sobre todo con Venezuela e islasdel Caribe, es que la situación había cambiado y esto se reflejaría directamenteen la alimentación de los habitantes de Santo Domingo, sobre todoen los de más alto nivel económico.Los barcos venidos de España traían telas y zapatos y otros ajuares, perotambién aceite de oliva, vino, pasas, almendras, avellanas. En Sevilla Solerencontramos la información siguiente: en 1779 llegó a Monte Cristi el bergantínLa Purísima Concepción trayendo en sus bodegas 1000 quintales deharina, 53 quintales de fideos, 3648 arrobas de vino tinto, 71 quintales deArenques secos ysalados, fue comida depobres, ya no tanto,pues su precio aumentacada vez más.almendra en grano, 35 quintales de avellana, 1064 arrobas de aguardiente,584 arrobas de aceite común, 25 quintales de anís, 25 quintales de queso deHolanda, 270 libras de canela. En 1785 otra fragata, la San Diego, arribócon 1536 arrobas de vino, 2265 arrobas de aguardiente, 356 quintales de harina,320 arrobas de aceite común, 840 quintales de fideos y otras pastas, 7libras de azafrán seco. La forma en que se repetían los mismos productos importadosde España nos muestra cuales eran las demandas de alimentos extranjerosde los grupos sociales económicamente más pudientes, sobre todode los vecinos de la ciudad capital y de otras ciudades.Un cálculo acerca de la población de la isla en 1739 hecho por el Arzobispode Santo Domingo, Pantaleón Abreu, indica que de 30.058 habitantesen 1739, en el último cuarto de ese siglo había entre 120.000 a 125.000habitantes. De cada una de estas cifras debemos pensar en que por lo menos