ITINERARIO HISTÓRICO DE LA GASTRONOMÍA DOMINICANA252una quinta parte se encontraba en capacidad económica para consumir todoso algunos de los productos importados.La harina estaba mayormente destinada a la elaboración de pan, que tantafalta le hacía a los españoles, sobre todo a los funcionarios y a los eclesiásticos,éstos últimos la necesitaban hasta para hacer las hostias, pero mayormentepara el pan de cada día. La harina, junto a las almendras, a las avellanas,a las uvas pasas, a la canela nos obliga a pensar en la repostería, en losbizcochos, en los pudines, en las tortas de ciruelas y de otras frutas, en los rollosde almendras, en los buñuelos. Los fideos eran necesarios para agregarlosa algunos caldos y desde hacía tiempo se conocía la clásica receta árabe-andulaluzadel arroz con ese tipo de pasta, muy apreciada por los dominicanos.Como hemos podido comprobar, desde siempre, desde los tiempos del Almirante,el vino, junto al pan, fueron los mantenimientos más deseados porel paladar español. El aguardiente tenía que ser brandy porque en Santo Domingose destilaba el de caña. El aceite común podía ser el de oliva o tal vezel de orujo o alguna otra categoría del de oliva. El anís era sobre todo parahacer té, aunque debemos recordar que las frituras de yuca son sazonadascon granos de anís, y es posible que así se elaboraran en este siglo. El quesode Holanda era ya antojo mayor, posiblemente conocido por los españolesdesde el siglo XVI cuando los Países Bajos estaban ocupados por España. Lassiete libras de azafrán seco estaban destinadas, sin ninguna duda, a los arroces,la paella y a los caldos de pescado.Salvo algunas de las especias, a muy pocas de las mencionadas tenían accesolas clases económicamente débiles. Por ejemplo, imposible para éstas comprarel azafrán, que desde entonces su valor alcanzaba precio de oro. Al pueblollano difícilmente le llegaban los quesos de Holanda o el brandy; sin embargo,un pedacito de canela para un dulce de naranja en almíbar o unos granitos deanís para una tizana o unas frituras nos parece que no fueran tan inaccesibles.Lo mismo el pan, aunque todavía este producto no había destronado al casabe.De todos modos hay que señalar que el dominicano ha sido desde entonces,por la influencia española y por su propio gusto, un pueblo muy paniego.Mangos, llegarondesde la India através de Españaen el siglo XVII.
DEL SABOR COLONIALAL SABOR REPUBLICANOPrimera pasadapara los fritosde plátano.La cesión a Francia de la parte española de la isla en 1795 mediante elTratado de Basilea y más tarde la reincorporación a España en 1809, fueronacontecimientos que no provocaron en la generalidad de los dominicanos,ni más ni menos pobreza. Los hábitos culinarios seguirían acompasados porel ritmo creador que aquella sociedad venía marcando.El último capítulo de la guerra contra la ocupación francesa fue el sitio queimpusieron los dominicanos a las tropas napoleónicas, acantonadas tras las murallasde la ciudad de Santo Domingo. El cerco se prolongó por varios meses yfue tan estrecho y firme que, tras consumir todas sus provisiones, los soldadosfranceses comenzaron a padecer de hambre. A tanto llegó esta situación que,no soportando más, desesperados, se vieron en la obligación de comerse el corderodel General Aussenac, su comandante en jefe. J.B. Lemonnier Delafosseen su obra Segunda Campaña de Santo Domingo, describe la mascota del Generalcomo «...un carnero magnífico, por la blancura de su lana, la belleza de susformas y su hermoso tamaño, y el que, estando libre, lo seguía como un perrode Terranova». Comido el carnero, el hambre redobló y no hubo más recursoque echar mano de ciertos productos que todavía existían en algunos negociosintramuros o que les llegaban clandestinamente desde los suburbios, muy a pe-