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ITINERARIO HISTÓRICO DE LA GASTRONOMÍA DOMINICANA316caprichos varios. Si a esto se agrega el chicharrón callejero, ofrecido con yucao casabe, tenemos un cuadro más o menos documentado de los aportes dela gastronomía pedestre, frente a la cual el dominicano es secular aficionado.Es verdad que la alimentación diaria tenía sus platos rutinarios, pero tambiéncontaba con una infinitud de variedades. En las dietas de todos los pueblosexisten alimentos que predominan y se repiten constantemente, peroesto no significa que sus gastronomías no abarque un pródigo recetario.En la cocina dominicana, como en la de tantos otros pueblos, existen platoscotidianamente recurrentes. Esa realidad encuentra explicación en razonesque van desde las eventualidades económicas hasta los hábitos tradicionalesy las posibilidades nutricionales.Sin embargo, el hecho no es contradictorio, pues a lo largo de este trabajohemos podido comprobar que el comer nacional no se circunscribe a esarelativa reincidencia alimentaria, sino que en su entorno, como parte de él,se evidencia la asiduidad con que el apetito de los dominicanos ejercita sucapacidad de antojo frente a la gran pluralidad de manjares que le ofrece laespléndida gastronomía criolla.Friquitaquis,chimichurris, alquimiadominicana salpicadade «cachú».