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Parte delantera codetel - Claro

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ITINERARIO HISTÓRICO DE LA GASTRONOMÍA DOMINICANA210guayabas, plátanos, ajes, chicomamei, mamones, uvas estas las hai siempre endiciembre y enero las he comido mui zazonadas; muchas papayas (lechosa)naranjas, limones y tantos destos que se hayan caminos sembrados dellos ydel caballo mismo se cojen con la mano, y también las naranjas, de todas especies,y de otras se hallan mucho: piñas, sandías, melones no faltan».En la mención de los frutos encontramos una muestra de la selección quela naturaleza, el tiempo y el paladar fueron haciendo. El caimito y la guayabaeran endémicos, mientras que los cítricos, el melón, los dátiles, las uvas,el tamarindo vinieron a través de España. En cuanto a los cocos, originariosdel Archipiélago de Malaya, eran conocidos por los africanos, quienes losutilizaban desde hacía siglos en su cocina. En Santo Domingo se recibió esainfluencia y no pocas recetas han hecho de él un elemento básico en variosplatos de la cocina criolla. Asimismo, una amplia gama de dulces están confeccionadoscon la masa que contiene en su interior.Fernández Navarrete, que al parecer era otro de esos prelados con buen apetitoy de paladar quisquilloso, nos ofrece estos juicios: «...planta donde se sacael casabe llamada yuca, se cultiva mucho, es el pan cotidiano, sustento el peorque he visto hasta ahora, pudieran sustentarse de maíz con facilidad y con lamisma de arros (arroz) pero no lo hacen, y con ser sustento tan trabajoso entiendoque son los más los que se sustentaban con plátanos, materia más barata».A juicio del prelado, cosa que era cierta, ya para estos años de 1680, el plátanole iba ganando sitio al casabe en la mesa diaria del dominicano, cosa quehasta el día de hoy, con todo y que el casabe se consume bastante, ha continuadosiendo igual. Esta preferencia no fue puro capricho, tuvo su explicaciónen el contenido alimenticio del plátano, en su precio, en el hecho que su cultivoy su forma de producirlo eran, y lo son todavía, mucho menos complicados.De todos modos, el casabe seguiría siendo el pan de la isla.El paladar del Arzobispo tenía sus favoritismos: «...Otro árbol hai de quetengo algunos pies en mi huerta: llámase guandul: su fructo son unas vainillas,mucho más pequeñas que algarrobas, de que también he visto en loscampos: tienen dentro un grano algo menor que garbanzos, son de buen sus-Aguacate, originariode América Centralsobre todo de México,«fruto de los dioses»se le llamó.tento y gusto, y el árbol alegre y vistoso». Lo de vistoso del árbol puede sercuestionado, pero no se equivocaba Fernández Navarrete cuando hablabadel grano, que ya en ese entonces se comía de varias maneras.Para reforzar lo que hemos dicho en páginas anteriores acerca de de lascarencias económicas, en una carta que escribe Fernández Navarrete, secundadapor el Cabildo Eclesiástico de Santo Domingo, expresa al Rey de Españasus quejas por lo escaso que le resulta el sueldo recibido por los capellanesy los sirviente a su servicio: «...el salario que tienen es tan corto, queno pasa de treinta pesos, se ven en tan suma pobreza...». Peticiones de aumentode sueldos, amparadas inclusive en los argumentos del hambre, lashicieron no pocos funcionarios civiles y eclesiásticos.Buen ejemplo de esta plañidera lo fueron las Noticias de la Isla Española,Santo Domingo escritas por Fray Fernando Carvajal de Rivera en 1690.

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