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ITINERARIO HISTÓRICO DE LA GASTRONOMÍA DOMINICANA279Sancocho, con siete ouna sola carne esparadigma dela cocina criolla.van y unen por medio de la compresión. Tienen unos hornos ad hoc hechosde barro, en forma circular, horizontales y del tamaño de la torta de casabe,en los que la cuecen. El casabe es poco agradable para los europeos, pero gustanmucho de él los dominicanos, tanto del campo como de las ciudades. Locomen mojándolo en caldo de sancocho o bien con el café y el «melado».A la técnica dada por Lopez Morillo para la fabricación del casabe le faltanalgunos pasos obligados, pero es una síntesis bastante ilustrativa de la forma comose cocía en el burén indígena. Del sancocho hemos hablado antes, pero nopodemos dejar de citar la escueta fórmula que nos da López Morillo, puesto querevela en él un asiduo olisqueo gastronómico: «Plato que hacen cociendo viandascon carne de cerdo, chivo o vaca, y suelen echarle también gallina».Siguiendo el relato sobre la comida de los dominicanos escribe un párrafoque condensa bellamente una verdad bien sabida: «La hospitalidad que existeen los campos, encarnada en las costumbres del país, es desconocida en Europa.Allí nadie tiene que preocuparse por comida o albergue yendo de viaje.Donde quiera que llegue hallará todo cuanto le haga falta sin que le cueste uncéntimo. Será recibido con agrado aún cuando no le conozcan y al día siguientele acompañarán para enseñarle el camino si no lo sabe. En cambio lo acosarána preguntas». Opinión generosa para con los dominicanos y que a no dudarlo honra, pues era un militar que peleaba a favor de la anexión a España.López Morillo narra el panorama de bellezas naturales que se ofrecen enel tránsito de Puerto Plata a Santiago mientras va al mando de varias columnasde su ejército. En un alto para tomar el desayuno en una casa campestrede acomodado nivel económico se les brinda «...café, leche, chocolate,bebidas diferentes, fiambres, café con leche...».Habiendo llegado al poblado de Pérez, entre Bajabonico y Altamira, enla casa del General Suero, apodado el Cid Negro por su gran valor, hace unrelato de haber probado en el camino «...muchas palomas de exquisita pechuga».En ese hogar almorzaron los oficiales y expresa que a la tropa se lebrindó: «...carne y viandas rociado con buen vino de España».En el transcurso de Altamira al Limón, López Morillo se extasió ante la