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El cuerpo y la voz

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<strong>El</strong> <strong>cuerpo</strong> y <strong>la</strong> <strong>voz</strong> de Margarita Alexandre<br />

ditando mucho, he llegado a pensar que no fue una opción política,<br />

sino personal. Tampoco lo he querido analizar a fondo.<br />

¿Cómo era el Madrid que te encontraste en 1939?<br />

Eso lo he escrito: Cuando yo me vuelvo a Madrid, <strong>la</strong> ciudad se<br />

había pob<strong>la</strong>do de bigotillos triunfadores. Recuerdo <strong>la</strong>s páginas de<br />

los periódicos, como La hoja del lunes, en <strong>la</strong>s que aparecían los facciosos<br />

contando los horrores que habían cometido o estaban a punto<br />

de cometer. Porque iban cogiendo a todos los que huían, y aparecían<br />

fotografías, siempre iguales, que parecían de indigentes, <strong>la</strong>s<br />

camisas rotas y sucias, el pelo engreñado, <strong>la</strong>bios y párpados tumefactos...<br />

¿Cuál fue vuestra situación a partir de entonces?<br />

Mi padre fue cofundador y director de <strong>la</strong> compañía Metrópolis<br />

Seguros, esa cuyo edificio está en <strong>la</strong> Gran Vía con <strong>la</strong> calle de Alcalá.<br />

Era un hombre exquisito, muy educado, un francés muy fino. Allí<br />

le l<strong>la</strong>maban “Educación sin descanso”, en un juego de pa<strong>la</strong>bras que<br />

hacía referencia a una organización de <strong>la</strong> Sección Femenina de Fa<strong>la</strong>nge<br />

l<strong>la</strong>mada Educación y Descanso. Además, era muy caballeroso:<br />

cuando l<strong>la</strong>maba a su secretaria para dictarle <strong>la</strong>s cartas, siempre <strong>la</strong><br />

recibía de pie, y solo cuando el<strong>la</strong> se había sentado comenzaba él a<br />

dictar.<br />

Poco después de terminada <strong>la</strong> guerra, en 1941 ya consigues tu primer<br />

papel en el cine. ¿Cómo llegas a <strong>la</strong> interpretación?<br />

Yo era muy jovencita cuando Eusebio Fernández Ardavín dirigió<br />

Tierra y cielo [1941]. Maruchi Fresno, una de <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s de <strong>la</strong><br />

época, era <strong>la</strong> protagonista. Una lánguida. <strong>El</strong> argumento refería <strong>la</strong><br />

historia de una pintora que pasaba todo el tiempo contemp<strong>la</strong>ndo pinturas<br />

en el Museo del Prado. Por <strong>la</strong> noche soñaba que los personajes<br />

de algunos cuadros se dirigían a el<strong>la</strong> en su sueño. Uno de ellos era<br />

<strong>la</strong> Inmacu<strong>la</strong>da Concepción de Murillo. Esa Inmacu<strong>la</strong>da es como<br />

muy angelical, muy niña, y andaban por los colegios buscando a alguien<br />

para hacer el pequeño personaje, un papel de dos minutos. To-<br />

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