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Sonia García López<br />
por poco que lo hubieran hecho bien habría sido un país maravilloso.<br />
Y en lugar de eso es un país que da ganas de llorar. Por lo menos a<br />
mí. La Cuba de ahora está mucho peor, porque no existe el componente<br />
de participación que en ese momento había entre el pueblo.<br />
<strong>El</strong> otro día leí que Hil<strong>la</strong>ry Clinton le ha pedido a Obama que retire<br />
el embargo para evitar que Cuba siga escudándose en él como justificación<br />
de <strong>la</strong> represión que existe en el país...<br />
¡Si el embargo es una juerga f<strong>la</strong>menca! Antes de <strong>la</strong> Revolución,<br />
los Estados Unidos eran el mercado natural para Cuba, y a los americanos<br />
les venía muy bien. Te pongo por ejemplo anecdótico que,<br />
a mí, cuando llegué a Cuba, me chocó muchísimo que se cocinara<br />
todo con manteca de cerdo. Te vendían una manteca de esa b<strong>la</strong>nca,<br />
como trabajada, pero sólida, digamos. Yo me decía: ¿No conocerán<br />
el aceite? Luego, <strong>la</strong> explicación estaba c<strong>la</strong>ra: era un subproducto de<br />
<strong>la</strong> matanza de cerdos que hacían los americanos, que comían muchísima<br />
carne. Los cubanos se habían acostumbrado y les gustaba<br />
mucho más <strong>la</strong> manteca de cerdo que el aceite. Cuando llega el famoso<br />
embargo hay que cambiar, ¿no? Al principio hubo un corte<br />
con un mercado que de alguna manera afectó al país, pero tampoco<br />
es ese cuento chino de que, sesenta años después, es el embargo el<br />
que tiene <strong>la</strong> culpa de todo. Pero qué embargo. Si mi marido estaba<br />
de consejero comercial en <strong>la</strong> Embajada de Cuba en Roma y yo sabía<br />
perfectamente que Fidel compraba en los mercados europeos. España<br />
le compraba azúcar. Y hablo de tone<strong>la</strong>das.<br />
La España de Franco.<br />
Si, en el fondo, Franco y Fidel eran dos gallegos que estaban encantados<br />
de <strong>la</strong> vida. Se llevaban bien. Yo lo he vivido. Casos, por<br />
ejemplo, como el del famoso embajador Lojendio, que interrumpió<br />
<strong>la</strong> intervención de Fidel en <strong>la</strong> televisión cuando decía que <strong>la</strong>s Embajadas<br />
occidentales, especialmente <strong>la</strong> Embajada de España, introducían<br />
armas en <strong>la</strong>s valijas diplomáticas para <strong>la</strong> contrarrevolución. Fidel<br />
hizo esa acusación en <strong>la</strong> televisión, y el embajador Lojendio, que era<br />
el típico español reaccionario, lo oyó. No se le ocurrió otra cosa más<br />
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