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<strong>El</strong> <strong>cuerpo</strong> y <strong>la</strong> <strong>voz</strong> de Margarita Alexandre<br />
80<br />
Al año siguiente vuelves a trabajar con Titón en Cumbite.<br />
Fue una pelícu<strong>la</strong> muy interesante y, al mismo tiempo, para mí,<br />
muy especial. Llevábamos a casi cien haitianos detrás. Los haitianos<br />
estaban como escondidos en Cuba, así que tuve que buscarlos a conciencia.<br />
Dejaban su corte de caña para ganar algún dinero con <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>,<br />
y también un poco para ver qué era eso.<br />
¿Qué impresiones guardas de <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>?<br />
Es una pelícu<strong>la</strong> que tiene alma. Quizá yo tengo un recuerdo especial<br />
por circunstancias personales. Durante el rodaje, cuando estábamos<br />
en Camagüey, murió mi hija. Así que ahí me cuesta separar<br />
<strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> de lo personal. Habíamos llegado ya de noche porque se<br />
habían estropeado el camión de vestuario y algún otro en <strong>la</strong> carretera<br />
y, como eran de <strong>la</strong> época de los americanos, no era fácil encontrar<br />
piezas para arreg<strong>la</strong>rlos. Cuando llegamos a Camagüey había que<br />
alojar a todo aquel equipo, que era enorme, y no había sitio. Y encima<br />
venía uno: Que yo no duermo en el mismo cuarto que el otro,<br />
que si aquel es marica... esos líos que se arman. Total, que a <strong>la</strong>s tres<br />
de <strong>la</strong> mañana, muerta de cansancio de dar órdenes, me acosté. Me<br />
dormiría como a <strong>la</strong>s cuatro, y a <strong>la</strong>s siete y pico me l<strong>la</strong>maron de La<br />
Habana para darme <strong>la</strong> noticia. Fue tremendo. Por quince días tuvo<br />
que seguir filmando mi ayudante, Oneido Ríos. Él sabía cómo yo<br />
trabajaba y echó ade<strong>la</strong>nte para no parar el rodaje. Pero a los pocos<br />
días ya estaba trabajando de nuevo, volví para acabar <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong>.<br />
En Cumbite hay una secuencia impresionante, como de unos diez<br />
minutos, en <strong>la</strong> que se representa una ceremonia vudú. La manera<br />
en que está filmada, con los cánticos, los tambores, el rito sacrificial,<br />
tiene algo que invita al trance. Cualquiera diría que se trata<br />
de un inserto documental y, sin embargo, el personaje protagonista<br />
está allí para proporcionar el anc<strong>la</strong>je ficcional.<br />
Esa ceremonia era real. Dura tres días y tres noches. Nosotros<br />
estábamos buscando un vudú, no cubano sino haitiano. Íbamos<br />
Titón, René Depestre, Sarita [Gómez] y yo. Camagüey es una provincia<br />
toda de caña de azúcar y aquel día nos encontramos en medio