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—¡¡¡¡¡Jajajajajajajajajajaja, jajajaaaa!!!!! Mis carcajadas se oyen hasta la<br />
esquina cuando mi tío Pepe, tan chistoso, me da vueltas en el parque, tomándome<br />
fuertemente por los brazos, ¡vuelo y giro por los aires a toda velocidad!<br />
Entre mis primos y yo, más noche, en casa <strong>del</strong> tío Pepe jugamos guerra de<br />
cojinazos y el equipo que pierde se aguanta las cosquillas que les harán los<br />
ganadores. Por supuesto, el tío es el árbitro, lo que lo hace aún más divertido. El tío<br />
Pepe es la materialización de lo amoroso y lo alegre. Todos lo chiquillos corremos<br />
detrás de él cuando lo vemos dirigirse, chiflando como siempre, hacia la terraza de<br />
lindos mosaicos, con el altero de los cartones de la lotería con su vidrio encima.<br />
¡Tanto los usaban en su casa!<br />
—¿Quién quiere jugar lotería? Decía viéndonos con ojos pícaros acompañados<br />
de su dulce sonrisa.<br />
—¡Yo!¡Yo!¡Yo! Gritábamos todos a la par. Nos sentábamos en el suelo y<br />
repartía el puñito de frijoles... ¡Y empezaba lo bueno! Al anunciar él cada carta, lo<br />
hacía tan chistoso:<br />
— ¡El que tapa a los pobres! ¡El Sol!... ¡El que se agarra de las paredes! ¡El<br />
Borracho! Lo actuaba y hacía la mímica... ¡Sin duda, mi tío Pepe era un gran hombre<br />
de comedia!<br />
—¡Tío! ¡Anda! ¡Dinos tu nombre! ¡Anda, por favor! Se llamaba José Augusto en<br />
realidad, finalmente, después de mucho insistir, tomaba aire y empezaba su letanía,<br />
muy propio y correcto, con grandes aires de nobleza:<br />
—“Contento Augusto Eleuterio de la Oliva, marqués y conde de Huitongo, antes<br />
de Huahuaxtla, después de Zacapoaxtla, allí merito donde está un atascadero..” y así<br />
seguía un rato. Era tan chistoso, que todos nos moríamos de risa... yo no sé por qué<br />
pero oírlo decir esta frase, hasta el día de hoy que lo recuerdo, ¡me llena de gozo el<br />
corazón! Gracias, tío, que me hiciste conocer mi capacidad de gozo y disfrute...<br />
—¡Qué tardes tan <strong>del</strong>iciosas pasamos tantas veces los amigos de la cuadra,<br />
jugando “bote pateado”, “un-dos-tres por mi”, “quemados”, “stop”!... para luego,<br />
exhaustos de tanto correr, sentarnos en los escalones de la casa, donde al caer la<br />
tarde, mientras el sol se oculta y las aves vuelan haciendo piruetas sobre nuestras<br />
cabezas, nos instalamos a merendar una taza de atole y unas quesadillas... mmm...<br />
como sólo las sabe freír doña Rosalía... lo <strong>mejor</strong> llega al final, cuando ya viendo las<br />
estrellas, con un refresco de guayaba a sorbitos y una barra de chocolate en el<br />
bolsillo, nos acomodamos a oír al abuelo de Miguel mi primo. El abuelo Joaquín es<br />
un maravilloso “cuenta cuentos”... yo no sé si las historias se las inventa o si son<br />
realmente sus anécdotas reales, seguro que ha leído muchos libros y ha andado por<br />
muchos caminos, tiene ese don, pero escucharlo es cómo hacer un viaje a lugares<br />
insospechados, con personajes maravillosos es... ser transportado a otros mundos...<br />
gracias por abrirme la imaginación y darme el deseo de saber más...