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Abuso sexual<br />
Me da mucha pena saber <strong>del</strong> abuso sexual que sufriste cuando eras una pequeñita. Es<br />
inmensa la cantidad de niños que sufren esta desgracia. Mucho mayor de lo que uno<br />
pudiese imaginar.<br />
La edad preescolar (cuatro-seis años) es la etapa en la que se producen las<br />
situaciones más complejas, debido a que el pequeño siente auténtico terror ante la<br />
posibilidad de perder el afecto y la protección de su familia por lo cual tiene fuertes<br />
sentimientos de culpa ante los hechos acaecidos, justamente en la etapa en que se<br />
está formando su autoconcepto, como lo veremos más a<strong>del</strong>ante, y éste será<br />
contaminado, de origen, con una tremenda carga de culpa, vergüenza y confusión, por<br />
lo que generalmente callará lo ocurrido. Obviamente, él solo no tiene recursos<br />
internos para entender y procesar lo que sufrió. Lo cargará por años, por décadas,<br />
quizá por toda su vida. Siempre se culpará por el incidente, ya que debemos<br />
recordar que el niño a esa edad tiene —como una de sus características psicológicas<br />
— el ser egocéntrico. Es decir, explica lo que sucede en su entorno con relación a sí<br />
mismo. Por ejemplo, ¿recuerdas pensar que la luna te iba siguiendo, —<br />
particularmente a ti— cuando ibas en movimiento?<br />
Por ello, a un menor se le hace un terrible daño al ser abusado sexualmente, pues<br />
un abuso de este tipo puede dejar huellas, muchas veces, irreparables para toda la<br />
vida, si no se trabajan terapéuticamente y cuanto antes, <strong>mejor</strong>. La persona pierde, de<br />
entrada, la posibilidad de disfrutar plena y sanamente de su sexualidad como adulto,<br />
sufriendo muchas veces frigidez o desviaciones que hubieran sido inexistentes de no<br />
haber padecido estos ataques.<br />
Además, la mayoría de las veces la gente guarda estos terribles incidentes como<br />
un penoso secreto por décadas, arrastrando culpas que en su fantasía le hacen pensar<br />
que quizá él, o ella, lo provocaron o que tuvieran que haberlo impedido. Y, si el que<br />
abusó era el padre o alguien muy cercano e importante, es aún mucho peor, pues se<br />
mezcla la rabia con el amor, generando un mar de culpa y confusión.<br />
Es necesario un trabajo terapéutico profundo y gentil, donde la persona esté<br />
dispuesta a ir al fondo de este profundo dolor, para ir sanando amorosamente estas<br />
hondas heridas.<br />
Si no has trabajado éste o algún otro incidente de abuso sexual en tu vida, te<br />
invito a que lo hagas. Es indispensable sanar específicamente esa herida. No lo<br />
olvides. Quizá te atemorice enfrentarlo, revivirlo, y pienses que es <strong>mejor</strong> dejar todo<br />
en el olvido. ¡¡No!! No lo hagas. El abuso sexual nunca se puede olvidar hasta que se<br />
trabaja en terapia, sólo así se puede “desactivar la bomba de tiempo”. La<br />
recompensa será recuperar o reencontrar un significado diferente a tu sexualidad, y<br />
eso vale la pena hacerlo. Retomar algo maravilloso que te fue arrebatado<br />
impunemente en los inicios de tu vida. Disfrutar a plenitud tu sexualidad es tu<br />
derecho, ve por él.<br />
A mí me aterra saber cómo en años recientes ha aumentado en proporciones