Muy_Interesante_USA_2014-05
Muy interesante es una revista mensual de divulgación y ciencia popular, creada y publicada por el Grupo G+J España. Sus contenidos abarcan desde las ciencias biomédicas, la tecnología y la astrofísica; hasta la psicología, la prospectiva y la historia. La publicación se caracteriza por la variedad visual, fotográfica e infográfica, así como por un estilo periodístico y divulgativo accesible a cualquier lector. Sus lemas son "La revista para saber más de todo" y "Muy interesante: entretenimiento inteligente
Muy interesante es una revista mensual de divulgación y ciencia popular, creada y publicada por el Grupo G+J España.
Sus contenidos abarcan desde las ciencias biomédicas, la tecnología y la astrofísica; hasta la psicología, la prospectiva y la historia.
La publicación se caracteriza por la variedad visual, fotográfica e infográfica, así como por un estilo periodístico y divulgativo accesible a cualquier lector. Sus lemas son "La revista para saber más de todo" y "Muy interesante: entretenimiento inteligente
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ARQUEOLOGÍA<br />
<br />
La Carrera<br />
de Indias<br />
Fueron el pulmón durante siglos de las maltrechas finanzas<br />
de la Corona española, y el sostén de las interminables<br />
guerras contra el protestantismo en Flandes y en<br />
Europa central. Las colonias americanas eran la joya más preciada<br />
del Imperio español, y el control de las rutas de comercio<br />
el principal argumento de España para mantener su hegemonía<br />
en Europa. Las rutas marítimas<br />
que unían los puertos ibéricos<br />
con las colonias era conocida<br />
como la Carrera de Indias, y ese<br />
tráfico bidireccional se convirtió<br />
en un monopolio que ingleses<br />
y holandeses no conseguían<br />
quebrar pese a sus esfuerzos.<br />
Las rutas las cubrían auténticos<br />
los arrebataba al océano sin importarle<br />
lo más mínimo el contexto histórico o<br />
la dimensión científica de sus hallazgos.<br />
En realidad supo sacar el mejor partido<br />
posible a un vacío legal. La legislación internacional<br />
(y estadounidense) acerca del<br />
patrimonio subacuático era aun prácticamente<br />
inexistente, y aún tratándose de un<br />
buque de Estado con bandera española, el<br />
gobierno de aquel país no mostró interés<br />
alguno en el Atocha y en las actividades de<br />
Mel Fisher.<br />
Piratas subacuáticos<br />
El escenario ha cambiado sustancialmente<br />
en los últimos años. España, por el volumen<br />
de su viejo imperio marítimo, es hoy<br />
uno de los países más interesados en poner<br />
coto a las actividades de cazatesoros<br />
como Fisher. En 2001 la UNESCO reaccionó<br />
finalmente adoptando la Convención sobre<br />
la Protección del Patrimonio Subacuático,<br />
que entró en vigor en enero de 2009, la cual<br />
regula las normas para la investigación y el<br />
tratamiento de dichos hallazgos, estimula<br />
la cooperación entre los países firmantes<br />
y establece dos prioridades científicas en<br />
el estudio de estos pecios: el patrimonio<br />
cultural subacuático no debe ser explotado<br />
comercialmente con fines de lucro o<br />
especulativos, y, en todos los casos, debe<br />
priorizarse la investigación in situ de estos<br />
yacimientos arqueológicos, renunciando a<br />
la recuperación y extracción de las piezas<br />
ni tan siquiera con propósitos museísticos.<br />
La arqueología empresarial gana terreno<br />
mientras muchos países se blindan para<br />
evitar el despojo de su pasado.<br />
Con todo, los Indiana Jones de la arqueología<br />
submarina como Mel Fisher<br />
ya no la tienen tan fácil. 2001, de hecho,<br />
trazó una clara línea divisoria legal, al<br />
fin, entre cazatesoros y arqueólogos, y<br />
escenificó la determinación de los Estados<br />
para defenderse de una vez por<br />
todas del saqueo y expolio de su patrimonio<br />
subacuático. Ese año el Tribunal<br />
Supremo de Estados Unidos dio la razón<br />
a España en su contencioso con Sea Hunt,<br />
una de las más célebres empresas de la<br />
llamada ‘arqueología submarina comercial’,<br />
por la propiedad de los tesoros de El<br />
Juno y La Galga, dos fragatas españolas<br />
hundidas en 1802 y 1750 respectivamente,<br />
que la citada empresa había ‘rescatado’<br />
del fondo del mar. Por primera vez<br />
España daba un paso al frente, tomaba<br />
cartas en el asunto y se enfrentaba en un<br />
juzgado a los cazatesoros, que hasta entonces<br />
habían operado con total impunidad.<br />
Sin embargo, ejercer un control real<br />
y efectivo del patrimonio acuático para<br />
países cuyos buques en ocasiones están<br />
hundidos a miles de kilómetros de distancia,<br />
es extremadamente complejo. En<br />
opinión de Carlos León, arqueólogo submarino<br />
español con gran conocimiento<br />
del mundo de los cazatesoros, “el<br />
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gobierno español tiene un papel muy<br />
complicado en estos casos. España es el<br />
país con mayor número de barcos históricos<br />
hundidos, y una gran parte de ellos<br />
están en aguas de otros países. Además<br />
muchos de esos países, casualmente,<br />
han sido muy permisivos con el tráfico<br />
de material arqueológico subacuático.<br />
Existen muchos Mel Fisher y decenas<br />
de empresas como Odyssey dedicadas a<br />
este lucrativo y destructivo negocio”.<br />
Aventureros freelance como Fisher tienen<br />
la vida muy complicada con este nuevo<br />
marco jurídico, pero en los últimos años<br />
han ganado terreno una serie de empresas,<br />
dotadas de grandes medios logísticos y de<br />
la más moderna tecnología, que se dedican<br />
a la localización de pecios hundidos,<br />
a su posterior excavación y a la búsqueda<br />
de una fórmula que permita compatibilizar<br />
‘ciencia’ con el ingente negocio de la extracción<br />
de tesoros de naves naufragadas.<br />
Sea Hunt, Hispaniola Ventures, Treasure<br />
Salvors o, sobre todo, Odyssey Maritime<br />
Explorations, suponen un inmenso desafío<br />
para aquellos Estados celosos de su patrimonio<br />
submarino. En un tiempo en el que<br />
la crisis económica y la privatización de<br />
sectores clave como la educación, la salud<br />
o la seguridad ocupan un lugar central en<br />
FOTOS: GETTY IMEGES