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CAPÍTULO IV
EL DESARROLLO DEL AJEDREZ MODERNO
El estudiante ha aprendido ya lo
esencial del juego; ha analizado varias
variantes de las aperturas y ha
reproducido las partidas que hemos
dado como ejemplos de táctica correcta.
Ahora se encuentra preparado
para asimilar los principios que
sustentan el juego de los maestros
modernos. Persiguiendo este propósito,
en los siguientes capítulos daremos
un pequeño sumario de sus
principales características desde los
días de Pablo Morphy y Howard
Staunton. Sin embargo, podrá comprender
mejor los métodos empleados
por los modernos expertos, si
aclaramos las condiciones en que se
celebran los torneos y la tarea que
en ellos realizan.
El maestro de ajedrez, por lo general,
es un hombre de aguda inteligencia
que se ha dedicado al juego
desde temprana edad, manifestando
muy pronto un poderoso talento ajedrecístico.
Fascinado por su belleza,
le entrega todo su tiempo y esfuerzos,
participando en torneos y complementando
esas tareas con exhibiciones
y lecciones. Le son familiares
todos los libros importantes que se
han escrito sobre el ajedrez, conoce
todas las partidas de torneos y
matches jugados en muchos años;
posee alguna nueva línea que ha
preparado cuidadosamente, siempre
se halla estudiando y, en esos torneos,
prueba su propia habilidad enfrentando
a los mejores expertos del
mundo. Sus métodos son comparables
a los del abogado que se informa
de las últimas decisiones de las
Cortes. También pueden compararse
con los del científico o con los del
médico especialista, que trabaja en
su laboratorio y, al propio tiempo,
s'e mantiene en contacto con los últimos
descubrimientos de sus colegas
a través de las diferentes publicaciones
científicas.
El maestro de ajedrez es esencialmente
un científico y los torneos
constituyen el campo de batalla de
nuevas ideas. Conoce prácticamente
todas las viejas líneas de juego y,
a menos que haya preparado una
nueva, prefiere actuar en un terreno
sólido. Desea siempre dominar
ampliarriente lo que juega y trata
de evitar las aventuras que entraña
lo desconocido. Naturalmente, muchos
de ellos poseen su propia idiosincrasia,
pero tienen gran respeto
por sus adversarios y se conducen
cautelosamente. Tal es la causa del
gran número de empates que se registran.
Por otra parte, en los primeros
tiempos de la historia del
ajedrez, la diferencia entre los jugadores
era mayor que en la actualidad.
Las partidas brillantes, plenas
de colorido, que sólo pueden presentarse
en base a la gran superioridad
establecida por uno de los contendores,
eran muy frecuentes. Hoy>