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CAPÍTULO XII
ESPACIO Y TIEMPO
El estudiante que ha pasado las
partidas incluídas en la primera parte
de este volumen, encontrará una
diferencia entre ellas y las modernas,
que le resultará algo desconcertante.
Las agudas diferencias entre
las posiciones opuestas parecen desaparecer
en el juego moderno, y un
equilibrio general, simetría o balance
de la posición existe por largo
tiempo, hasta que una de las fuerzas
en pugna obtiene una ventaja decisiva.
El aficionado comprenderá estas
tácticas de manera más clara si recuerda
que la gran fuerza de expresión
de las más viejas escuelas se
basaba en el elemento «tiempo». Por
ello los peones, como también las
piezas, eran entregadas con una generosidad
que resulta repugnante
para el maestro de nuestros días. No
obstante, los más hipermodernos expertos
actuales comprenden perfectamente
la importancia del factor ·
tiempo y que la más pequeña ventaja
en este elemento puede ser
transformada en triunfo de la manera
más científica. Pillsbury, Charusek
y Capablanca, han sido los más
notables exponentes de la importancia
del elemento «tiempo» en la
partida moderna.
Con el creciente conocimiento y la
mayor técnica de las últimas décadas,
el arte de la defensa ha sido fortalecido
y un nuevo procedimiento,
basado en la idea de «espacio», resulta
aparente en el juego de los
grandes maestros.
Por ello los expertos modernos,
particularmente en la apertura y
medio juego, buscan dominar la mayor
parte del tablero que sea posible,
con la confianza de que en las
ulteriores complicaciones que se
presenten, el bando que posea bajo
la acción de sus fuerzas el mayor
número de casillas obtendrá el
triunfo.
La correcta coordinación de «espacio»
y «tiempo» parecería ser la
estrategia ideal, pero frecuentemente
existe un conflicto · entre ambos
y en las posiciones donde debe hacerse
una elección para obtener una
permanente ventaja en espacio o en
tiempo, el maestro actual generalmente
prefiere la primera, mientras
que hace dos décadas, hubiera sido
elegido el tiempo. Esta elección se
basa en que una desventaja en tiempo
puede recuperarse en las futuras
acciones de la partida, y que con
una correcta defensa, ello sólo traerá
aparejado una temporaria inhabilidad,
mientras que las ventajas en
espacio, si pueden ser aseguradas,
durarán a través de toda la partida.
Esto resulta particularmente cierto
de la ventaja que surge del esqueleto
de peones, y la lucha por obtenerla
constituye la batalla de las aperturas
en los cotejos más modernos.