José Miguel de Azaola Urigüen - Euskomedia Fundazioa
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Es injusto <strong>de</strong>nunciar falta <strong>de</strong> patriotismo en quienes han<br />
contribuido al esplendor <strong>de</strong>l arte y <strong>de</strong> la ciencia en un país, por el<br />
hecho <strong>de</strong> no haber contribuido a la unidad <strong>de</strong> éste y a su<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, así como a su robustecimiento político y militar, e<br />
incluso por haberlos estorbado.<br />
A la patria se le sirve <strong>de</strong> muchos modos; y, por otra parte, la<br />
nación no es la única patria. Del mismo modo que no es el Estado<br />
la única encarnación <strong>de</strong> la nación y que los artistas, los escritores<br />
y los científicos que, con más o menos frecuencia, se a<strong>de</strong>ntran en<br />
el campo <strong>de</strong> la política, no son los únicos trabajadores<br />
intelectuales acreedores a la admiración y la gratitud <strong>de</strong> sus<br />
semejantes, empezando por los <strong>de</strong> sus propios compatriotas<br />
(locales, nacionales o <strong>de</strong> otra especie).<br />
Porque la historia no se escribe sólo con guerras y enlaces reales,<br />
viene a <strong>de</strong>cirnos:<br />
Y es que tantas fuerzas como gran<strong>de</strong>zas, las hay <strong>de</strong> varias clases,<br />
no siendo la política y militar las únicas, ni tampoco –según se<br />
mire– las más importantes, aunque políticos y militares –a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> otros muchos, incluidos buen número <strong>de</strong> intelectuales– piensen<br />
otra cosa.<br />
Tomando como punto <strong>de</strong> partida la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que «El arte es el mejor<br />
barómetro espiritual <strong>de</strong> cada época», en 1948 impartió en el Ateneo <strong>de</strong><br />
Madrid una curiosa conferencia (más tar<strong>de</strong> recogida como capítulo <strong>de</strong><br />
su En su busca <strong>de</strong> Europa) en la que ensayaba una interpretación<br />
estética <strong>de</strong> la historia europea. En ella establece la teoría <strong>de</strong> que a los<br />
períodos <strong>de</strong> integración <strong>de</strong>l espíritu europeo le correspon<strong>de</strong>n unos<br />
estilos artísticos estáticos (como el románico, el renacentista y el<br />
neoclásico), mientras que los estilos dinámicos (gótico y barroco,<br />
fundamentalmente) aparecen en momentos <strong>de</strong> dispersión <strong>de</strong> sus<br />
fuerzas.<br />
El artista es hijo <strong>de</strong> su época a la que ofrece una obra que, si<br />
tiene genio, supone una aportación colosal más allá <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as o <strong>de</strong><br />
su i<strong>de</strong>ología:<br />
No cabe interpretar a un hombre, ni juzgarlo honradamente a<br />
través <strong>de</strong> sus opiniones... Estas no prejuzgan en absoluto, salvo en<br />
casos muy contados y especiales, la condición moral, el talento, la<br />
actitud frente a la vida, el temple <strong>de</strong> carácter, ni siquiera la