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a los segmentos más pobres y vulnerables de la<br />

población hondureña.<br />

El tema de acceso a los servicios de salud es<br />

un tema relegado de las políticas públicas, y que<br />

continúa siendo un desafío para las zonas rurales.<br />

Esto no solo incumbe el tema de infraestructura,<br />

pero está encarnado en el pensar de la población,<br />

cuando se constata que en casos específicos los ciudadanos<br />

desisten de atender a un centro de salud<br />

debido a que asumen, de antemano, la carencia de<br />

medicamentos o personal en los mismos.<br />

En términos de cobertura médica, se observa<br />

que la mayoría de la población, especialmente<br />

los más pobres y vulnerables, no cuentan con un<br />

seguro médico, lo cual los desplaza al sistema de<br />

salud público, el cual carece de infraestructura,<br />

equipos, capacidad de personal, y calidad y eficiencia<br />

en sus servicios.<br />

El análisis de las inequidades en los hábitos alimenticios<br />

de la población hondureña muestra que<br />

hay un abandono por parte del Estado de invertir<br />

en la prevención. Excluyendo salarios, gran parte<br />

del gasto público en salud se asigna a tratamientos<br />

y la parte curativa. Sin embargo, si se analizan las<br />

afecciones a enfermedades específicas generadas<br />

por dietas inadecuadas o con bajo nivel nutricional,<br />

se ocupa tanto de mecanismos que incentiven<br />

la prevención en temas de salud nutricional, como<br />

fomentar la concientización de hábitos alimenticios<br />

adecuados. Esto se puede lograr por medio de<br />

campañas, sostenidas, focalizadas y diferenciadas<br />

a los diferentes sectores sociales del país.<br />

El análisis del INDH 2011 muestra que los<br />

patrones alimenticios del hondureño promedio<br />

varían de manera sustancial dependiendo de su<br />

nivel socioeconómico. Por tanto, se debe valorizar<br />

el impacto de las políticas públicas en temas de<br />

seguridad alimentaria y nutricional conforme a<br />

las necesidades de los diferentes estratos socioeconómicos<br />

de la sociedad hondureña, su ámbito de<br />

residencia y nivel educativo. Para abordar esta<br />

temática se deben implementar manuales escolares<br />

para fomentar una cultura alimenticia sana<br />

desde la base del hogar. Esto en aras de mejorar las<br />

prácticas alimenticias de los hondureños y hondureñas<br />

de manera integral, y de esta manera llegar a<br />

contrarrestar los efectos negativos en la salud de la<br />

obesidad y enfermedades degenerativas.<br />

Los programas de seguridad alimentaria no solo<br />

pueden contribuir a la resiliencia de los sistemas<br />

alimenticios (agropecuarios por ejemplo) a nivel<br />

rural y local, pero también fomentar estrategias<br />

que se centren en la seguridad alimentaria de los<br />

más pobres y vulnerables.<br />

Finalmente, para reducir las brechas de inequidad<br />

social en los sectores de educación y salud,<br />

los programas de transferencia condicionadas<br />

presentan importantes resultados en términos de<br />

mejoras en tasas de asistencia y deserción escolar,<br />

niveles más altos de atención y cuidado médico,<br />

y mejoras en la nutrición de la población de bajos<br />

recursos. Sin embargo, se deben continuar los<br />

esfuerzos por garantizar la identificación de las<br />

personas más excluidas y más pobres para asegurar<br />

que son ellas las beneficiarias de los programas. A<br />

su vez, son clave las evaluaciones sistemáticas del<br />

impacto de los programas para continuar implementándolos<br />

de forma más eficaz y focalizada, en<br />

base a lecciones aprendidas de programas pasados,<br />

tanto a nivel nacional como internacional.<br />

Inequidad política: de una política de<br />

élites hacia una política incluyente y<br />

deliberativa<br />

La inequidad política expresada a través de las<br />

disparidades en el acceso a puestos de poder y decisión<br />

a nivel del Estado es un reto preponderante en<br />

el país. Se destaca el hecho que la inequidad política<br />

es el resultado de la acumulación de inequidades<br />

socio-económicas. De esta manera, contar con pocos<br />

ingresos, producto de la inequidad económica,<br />

conduce casi por regla general a alcanzar un bajo<br />

nivel educativo, lo cual induce una mayor inequidad<br />

social. Esta acumulación de inequidad económica<br />

y social conduce a una inequidad política, ya que<br />

los sectores de más altos ingresos y con mayor nivel<br />

educativo son los que logran obtener mayor acceso<br />

a los espacios de decisión a nivel estatal.<br />

El acceso inequitativo a puestos de poder, condesciende<br />

a los ciudadanos partícipes de la esfera<br />

política, a incrementar ventajas a su favor en el<br />

ámbito económico y social. Si los sectores de bajos<br />

ingresos no logran acceder a los puestos de decisión<br />

política, es sumamente difícil en el contexto<br />

hondureño que puedan posicionar en la agenda<br />

pública los temas de su interés. Esta característica<br />

del modelo político hondureño cierra un círculo<br />

vicioso de exclusión e inequidad.<br />

El INDH 2011 ha optado por un estudio de las<br />

élites políticas para entender la inequidad política<br />

hondureña y sus implicaciones en el desarrollo<br />

humano del país. Las élites políticas se definen<br />

como una minoría de personas influyentes que<br />

deciden y dirigen asuntos públicos en nombre de la<br />

mayoría y donde se les ha concedido esa autoridad,<br />

voluntaria o involuntariamente.<br />

RESUMEN<br />

21

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