26.09.2015 Views

LA REPÚBLICA DE LOS SUEÑOS

La república de los sueños - Bruno Schulz

La república de los sueños - Bruno Schulz

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

carruaje, y, apiñados en su negra carcasa –los dependientes<br />

en el pescante del cochero, entre los fardos o bien en los<br />

estribos–, abandonábamos la ciudad para enfilar la ruta de<br />

“montaña”. Entrábamos en un paisaje sinuoso. La solitaria<br />

calesa ascendía con lentitud entre los ondulados c a m p o s<br />

dejando la marca de su rodada en el polvo cálido y dorado del<br />

camino.<br />

La grupa de los caballos –curvada en arco– se tensaba, las lustrosas<br />

ancas se balanceaban laboriosamente bajo los amortiguados<br />

golpes de las colas. Las ruedas giraban blandamente<br />

sobre los ejes quejumbrosos. La calesa se desplazaba a lo largo<br />

de pastos llanos cubiertos de topineras entre las que yacían,<br />

aquí y allá, vacas cornudas, y otras –grandes y deformes sacos–<br />

mostrando las protuberancias de sus huesos y nudos.<br />

Descansaban semejantes a túmulos monumentales y en su<br />

apacible mirada bogaban lejanos horizontes.<br />

Nos detuvimos finalmente en la cumbre de la “montaña”,<br />

delante del vasto albergue de piedra. Se levantaba aislado<br />

sobre la divisoria hidrográfica, en la alta frontera entre dos<br />

vertientes; su tejado en voladizo se recortaba contra el fondo<br />

del cielo. Los caballos, habiendo alcanzado penosamente la<br />

cima, se detenían como ante una barrera que separase dos<br />

mundos. Más allá se abría un extenso paisaje, surcado de caminos,<br />

descolorido e irisado, pálido tapiz bajo un aire inmenso,<br />

azuloso y vacío. Un soplo proveniente de esa gran llanura<br />

sinuosa agitaba las crines de los caballos y después volaba<br />

hacia el cielo alto y puro.<br />

Nos quedábamos allí a pasar la noche o bien, a una indicación<br />

de mi padre, bajábamos a esa tierra desplegada como un mapa.<br />

A lo largo de los sinuosos caminos avanzaban, apenas visibles,<br />

los carruajes que nos habían adelantado. El paraje, arbolado de<br />

cerezos, conducía a un balneario, todavía pequeño en la época,<br />

oculto en un estrecho valle boscoso, pleno del borboteo de las<br />

fuentes y de susurro de hojas.<br />

—10—

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!