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LA REPÚBLICA DE LOS SUEÑOS

La república de los sueños - Bruno Schulz

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naturaleza, aquí iban a unirse todos los motivos y fabulaciones<br />

de su gran alma brumosa. Queríamos, como Don<br />

Quijote, abrir nuestra vida a todas las intrigas, enredos y<br />

peripecias que se traman en ese espacio que tiene por ley lo<br />

f a n t á s t i c o .<br />

Soñábamos con que el lugar fuese amenazado por un peligro<br />

impreciso, que respirase un terror misterioso. En nuestra fortaleza<br />

encontraríamos un abrigo seguro. Entonces, nos imaginábamos<br />

que camadas de lobos recorrían la tierra y los bandidos<br />

infestaban los bosques. Nosotros nos preparábamos para el asedio,<br />

con el corazón oprimido por una agradable congoja, agitados<br />

por temblores deliciosos. El puente levadizo dejaba<br />

entrar a los fugitivos que escapaban al cuchillo de los bandidos.<br />

Encontraban entre nosotros refugio y seguridad. C a r r u a j e s<br />

amenazados por pavorosos animales llegaban al galope, ofrecíamos<br />

hospitalidad a nobles y misteriosos desconocidos. Nos<br />

perdíamos en conjeturas intentando descubrir su incógnito. A<br />

la caída de la noche, todos se reunían en una gran sala, a la luz<br />

incierta de las velas, y escuchábamos sus historias y confidencias.<br />

Llegaba un momento en que la intriga de esos relatos<br />

escapaba al plan de la narración, se mezclaba a nosotros, viva,<br />

ávida de víctimas, atrapándonos en su peligroso torbellino.<br />

Encuentros inverosímiles, bruscas revelaciones, hacían irrupción<br />

en nuestra vida privada. Perdíamos pie, amenazados por<br />

las peripecias que nosotros mismos habíamos desencadenado.<br />

Los lobos aullaban a lo lejos, deliberábamos sobre situaciones<br />

románticas, casi arrastrados por la avalancha, mientras que<br />

fuera susurraba la noche inagotable y enmarañada, colmada de<br />

inconfesables deseos.<br />

No sin razón esos sueños de antaño regresan ahora. Ningún<br />

sueño, por muy absurdo que sea, se pierde en el universo. Hay<br />

en él un hambre de realidad, una aspiración que compromete<br />

la realidad y la transforma en un postulado, en una deuda que<br />

ha de ser reconocida y pagada. Hace mucho tiempo que noso-<br />

—12—

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