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tables redes avanzaban esas oscuras generaciones multiplicadas<br />
hasta el infinito?<br />
¡Oh, cielo de estos días, iluminado por señales luminosas y meteoritos,<br />
asaetado por los cálculos de los astrónomos, reproducido en<br />
centenares de dibujos, señalado con cifras y símbolos algebraicos!<br />
El resplandor de esas noches arrojaba una luz cobaltada sobre nuestros<br />
rostros y nosotros caminábamos a través del firmamento<br />
donde explotaban lejanos soles, humanos errando por la vía láctea<br />
extendida en el cielo perdiéndose en un intermibable laberinto,<br />
riadas de gente sobre las que destacaban los ciclistas en sus aparatos<br />
frágiles como telarañas. ¡Oh, arena estrellada de la noche,<br />
tatuada de espirales y círculos trazados por sus recorridos, oh, inspiradas<br />
cicloides trazadas a lo largo de las diagonales del firmamento,<br />
radios de acero diseminados, círculos de ruedas brillantes<br />
perdidos en la indiferencia! ¡Alcanzaban la luminosa línea de llegada<br />
desnudos y montados en la pura idea bicíclica! ¿No data de<br />
esa época la nueva constelación, la décimotercera, comprendida<br />
para siempre entre los signos del Zodíaco, resplandeciendo en el<br />
cielo de nuestras noches: el Ciclista?<br />
A la caída de la noche, las casas se quedaban vacías y permanecían<br />
con las puertas abiertas de par en par, iluminadas por<br />
las lámparas de petróleo que humeaban abundantemente. Las<br />
ondosas cortinas impulsadas por la noche flameaban en el<br />
exterior de las ventanas abiertas: soplaba una gran corriente<br />
de aire que atravesaba las estancias como un timbre de alarma.<br />
Era el tío Edward quien sonaba. Sí, había perdido la<br />
paciencia y roto todas las ataduras, había pisoteado el imperativo<br />
categórico y abandonado los rigores de su alta moralidad:<br />
y sonaba como una alarma. A toda prisa, con ayuda de<br />
un largo palo trataron de interceptarlo, atajar la violencia de<br />
su estallido con unos trapos, pero incluso amordazado de esa<br />
manera crepitaba salvajemente, desfogado: todo le daba igual,<br />
se desangraba ante los ojos de todo el mundo, sin auxilio,<br />
presa de un fatal arrebato.<br />
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