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La Estética lo Jurídico como género Literario (11) TOGAS
Umberto Eco le asombra el efecto de las frases
estereotipadas descubriendo su verdadera función:
Colaborar en la rápida búsqueda de las
partes en las que se divide el escrito (en su
defecto, en su caso, a tenor de lo dispuesto, en
los términos que establece la ley, el abajo firmante,
con carácter general, valga lo expuesto
en, tiene el honor de expresar, solicita) Por tanto,
las fórmulas repetidas fraseológicamente, lo son
en aras de la precisión.
EL RECEPTOR.
GENERALIDAD = INATACABILIDAD
Como toda forma de comunicación, el lenguaje
jurídico se establece también entre un emisor,
el legislador, y un receptor basado en la actividad
recíproca de convivencia entre las distintas
personas a los que la ley sujeta en base al
Principio de Legalidad de las leyes, que bien
podría identificarse con la Norma Fundamental
de Kelsen. Las disposiciones del lenguaje jurídico
están hechas para cumplirse, por ello abundan
los futuros imperfectos de indicativo: "El que
hiciese un documento falso de las clases expresadas
en el artículo anterior será castigado ... "
(art. 309 del Código Penal) El futuro expresa,
además, el tiempo venidero en el que se aplicará
la ley. Por otro lado, aparecen tratamientos de
cortesía y respeto cuando la ley no posee un
destinatario general, sino que concreta un mandato
fórmula para alguien en especial. También
se usan verbos con valor realizativo que conllevan
carácter preceptivo (certifico, declaro etc.)
para acompañar a esos tratamientos de cortesía
(limo. Sr., Excmo. Sr. etc.)
Producto de ese carácter general es esa inatacabilidad
de la ley con la que enuncio este
apartado, pues al destinarse el mensaje a un
receptor que es colectividad, se dota a la ley de
un carácter supraindividual, general, y así, aparecen
oraciones pasivas reflejas o impersonales:
"Se garantiza la asistencia ... ", "por la ley se
determinará el plazo máximo" etc.
Lógicamente, se utiliza la tercera persona ("El
demandante", "el solicitante", "el director general
de personal"), con ausencia de determinantes o
presencia genérica de los mismos. El uso de
perífrasis da a la frase un carácter más genérico,
al efectuar un rodeo: ("Ha acordado dar la lista"
-en lugar de "publicar") La abundancia de vocablos
abstractos también ayuda a la generalización:
"La sustanciación de los litigios ... se
acomodará a lo establecido, con la única modificación
..." (Art. 126 de la ley de Arrendamiento
Urbano)
EL LENGUAJE ADMINISTRATIVO
Los textos que establecen una relación entre
la Administración y los administrados (Decretoley,
ordenes y disposiciones inferiores -
resoluciones, instrucciones o circulares-) guardan
un decálogo de estilo, tanto si son promulgados
por la Administración, como si son los
utilizados por los administrados (Instancia -
solicita-, Oficio -comunica-, Certificado -asegura
certeza-, o Declaraciones -juramentan-)
Se mantiene por tanto la relación emisorreceptor,
desde una óptica distinta. Hay un claro
deseo de acercar el lenguaje administrativo al
uso general de los ciudadanos. El lenguaje jurídico
se diferencia del administrativo porque este
último es más poroso a la influencia de la retórica
política, a los cambios· de la lengua ordinaria
(anglicismos, galicismos, préstamos) y a las
oscilaciones expresivas de los usuarios, menos
cultos, por lo general, que los del nivel jurídico.
En esta línea, se ha creado el teléfono de información
administrativa, y se ha dictado ese decálogo
de estilo que comentaba, como pautas
para acercar el mensaje de la ley, con un propósito
que continua la tradición del lenguaje humanista,
a saber:
1 . Utilizar en los escritos palabras sencillas.
2. Frases claras y cortas.
3. Huida de las muletillas y las frases hechas.
4. Verbo simple en lugar de verbo más sustantivo:
"avisar" en lugar de "dar aviso"
5. Nexos como "para" y "según" en lugar de
locuciones como "al objeto de" y "a tenor de"
6. No utilizar abreviaturas con las que los
administrados puedan estar poco familiarizados,
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