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Proceso-2038
Proceso-2038
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LIBROS<br />
Eduardo Miranda<br />
Comuneros y activistas en resistencia<br />
y decidir si en definitiva se abre el país al cultivo comercial del<br />
maíz transgénico (MT) o no.<br />
En un reporte científico publicado el 15 de noviembre de 2012<br />
y suscrito por cerca de 2 mil 500 científicos y académicos de todo<br />
el mundo, la comunidad científica manifestó su posición acerca<br />
del cultivo de maíz transgénico. Se alegaron principalmente<br />
tres argumentos en contra de una actividad que no, sólo consideraron<br />
ilógica e improductiva, sino inmoral. El primero es<br />
que la introducción de organismos genéticamente modificados<br />
debe prohibirse en aquellas áreas donde la especie se originó<br />
y se diversificó, pues los riesgos de contaminación genética de<br />
las variedades es más que inminente. En el caso de México, la<br />
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad<br />
(Conabio), a partir de la elaboración de un mapa construido<br />
con 21 mil registros de campo, demostró contundentemente<br />
que todo México es lugar de origen del maíz. El segundo argumento<br />
demuestra el sinsentido de sembrar MT, ya que no incrementa<br />
los rendimientos, y omite toda una gama de posibilidades de<br />
la genética convencional y de la agroecología para incrementar<br />
la producción. El tercero tiene que ver con la salud humana. En<br />
2013, tras años de controversia, el microbiólogo francés Gilles<br />
Éric Séralini estremeció al mundo con la cruda evidencia de los<br />
enormes tumores cancerígenos en los riñones e hígado de ratas<br />
alimentadas por dos años con el maíz transgénico producido por<br />
la compañía Monsanto. El mismo que quiere sembrarse en 2.6<br />
millones de hectáreas de nuestro país.<br />
La batalla final es por la vida<br />
Frente a la inmensa complejidad del mundo actual, en el que<br />
los procesos naturales y sociales se encuentran íntimamente<br />
ligados como nunca antes, la ciencia más que predicciones<br />
precisas realiza acercamientos y usa el sentido común (que es<br />
la “ciencia de los pueblos”) para discernir y sugerir soluciones.<br />
Hoy, ya no se puede hablar de fenómenos, catástrofes o eventos<br />
naturales, sino de procesos socionaturales o naturosociales. La<br />
naturaleza, el ecosisterna planetario y las sociedades son parte<br />
ya de un mismo todo, de un mismo holón. Lo que vive el mundo<br />
hoy es consecuencia del despliegue de la civilización industrial<br />
o moderna. Durante el siglo XX, que representa apenas el 0.05%<br />
de la historia de la especie humana (200 mil años), ocurrieron<br />
fenómenos nunca antes vistos y sobre todo tuvo lugar un aceleramiento<br />
generalizado: población, uso del agua y la energía,<br />
economía, contaminación industrial, crecimiento de ciudades,<br />
aumento de desechos, etc. Este aceleramiento que parece iniciarse<br />
en 1950 ha sido de tal magnitud que hoy los científicos<br />
hablan ya del Antropoceno, la nueva era en la que los humanos<br />
se han convertido en una nueva fuerza geológica.<br />
¿Es posible hoy, en los albores del siglo XXI, cuando el capital<br />
alcanza su máximo grado de rapacidad en la historia y la<br />
supervivencia de la especie humana se ve seriamente amenazada,<br />
separar las luchas sociales de las batallas ecológicas o<br />
ambientales?<br />
La crisis de civilización enfrenta ya problemas graves en todas<br />
las esferas, alcanza los espacios geopolíticos centrales (Japón,<br />
Europa y Estados Unidos) y, lo que es más preocupante, se<br />
niega a aceptar que se encamina hacia el colapso. De aquí al<br />
2050 la población llegará a los 9 mil millones, el petróleo se habrá<br />
agotado (y seguirán el gas y el carbón), la producción de alimentos<br />
será insuficiente, y los efectos del cambio climático amplificados<br />
y acumulados serán para decir lo menos, de severos a<br />
catastróficos.<br />
70 2038 / 22 DE NOVIEMBRE DE 2015