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Proceso-2038
Proceso-2038
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Archivo Proceso<br />
ENSAYO<br />
El soporte de textos literarios para el aprendizaje de la lectura no<br />
implica necesariamente la lectura literaria; antes al contrario, la<br />
metodología actual aborda la enseñanza de la literatura en forma<br />
aislada y autónoma, independiente del aprendizaje de la lectura.<br />
Esto parte de una constatación: existe una diferencia prístina entre<br />
las encrucijadas literarias y las escolares; lo relevante es que<br />
a través de la escuela deben darse las condiciones para una aculturación<br />
de la lectura, puesto que en esa etapa los estudiantes se<br />
encuentran en la edad más receptiva (Doucey-PerrinAngès).<br />
La lectura literaria fomenta la inscripción cultural y los procesos<br />
interpretativos, amén de la socialización misma de la lectura.<br />
El lector, pues, interviene en la interpretación del texto y comulga<br />
mediante la socialización de sus lecturas. Pero el lector en formación,<br />
para mencionar lo obvio, puede no interrogarse sobre los<br />
beneficios personales que le representa la lectura, ni mucho menos<br />
cobrar conciencia como sujeto respecto de la relación tripartita<br />
que priva entre él, el texto y el autor.<br />
A través de la lectura se desarrollan varios procesos primarios:<br />
los cognoscitivos, que le permiten al estudiante percibir,<br />
identificar y memorizar los signos de los que el texto está compuesto;<br />
los afectivos, que se ubican en el centro de las motivaciones<br />
suscitadas por la lectura y que resultan fundamentales en el<br />
fomento de la afición por ella; los argumentativos, que se definen<br />
esencialmente por la intención del autor y la recepción del lector,<br />
la cual lo obligan a analizar y lo conducen a modificar sus concepciones.<br />
Finalmente están los procesos simbólicos, que sitúan<br />
al lector en el contexto cultural en el que evoluciona. Se trata de<br />
una interacción entre el texto y las condiciones culturales, sociales<br />
e históricas de la recepción, así como de una interacción entre<br />
la cultura y los esquemas dominantes de la época.<br />
La lectura de obras literarias implica una dimensión heurística<br />
que favorece el desarrollo del pensamiento, de la aptitud para<br />
interpretar los signos, de la capacidad para tomar distancia de los<br />
acontecimientos. La enseñanza de la lectura evidencia una voluntad<br />
de democratización que se expresa en la evolución del sistema<br />
escolar y en la afirmación conforme a la cual deben atacarse<br />
las causas que determinan que alguien sea iletrado.<br />
La lectura es una manera de acceder a una cultura, de inscribirse<br />
en una historia, de desarrollar una capacidad heurística para el<br />
análisis social. La lectura abarca una multitud de aproximaciones<br />
que transitan del simple desciframiento de palabras a la interpretación<br />
subjetiva de textos que conllevan toda una red de significados.<br />
Leer es comprender, es la divisa secular que debe gobernar<br />
toda metodología de aprendizaje. La formación del lector es fundamental,<br />
ya que un lector eficaz es también un lector capaz de<br />
actualizar sus lecturas. El desafío es formar un lector singular, autónomo<br />
respecto del texto tanto en el plano técnico como en el<br />
cultural, hermenéutico y personal (Doucey-PerrinAngès).<br />
En la lectura de obras literarias el educando se ve obligado a<br />
realizar un acopio de los conocimientos necesarios para la comprensión<br />
e interpretación de textos y obtener los beneficios simbólicos<br />
de sus lecturas.<br />
Epílogo<br />
los temas que desarrolla, esta última sitúa al lector en condiciones<br />
de experimentar una gama de percepciones y emociones de<br />
su cosmogonía mediante el examen de diversos órdenes ficticios.<br />
La literatura como catalizador social<br />
Resultaría más que una candidez sostener que la escuela tiene<br />
por sí misma el potencial para modificar el estado que actualmente<br />
guarda la sociedad mexicana. No obstante ello, es importante<br />
destacar lo obvio: la escuela es una promesa del futuro en<br />
donde el ahínco debe remplazar a la filiación, donde la cultura<br />
del esfuerzo debe desplazar a la cultura del privilegio como principio<br />
de organización social. Es en la escuela en donde debe revertirse<br />
el proceso en el que la falta de una herencia cultural se<br />
transforma rápidamente en un fracaso escolar; para ello resulta<br />
indispensable comparar las metodologías prescritas en ciertas<br />
condiciones dadas.<br />
El temor a la enseñanza de la lectura, que no es otra cosa que la<br />
enseñanza a pensar, reafirma la idea de que vale más, para la paz<br />
del espíritu y el orden social, no percatarse de determinados eventos<br />
o francamente ignorarlos. Esta condición protege sin discusión<br />
la legitimidad de la dominación política, económica o cultural de<br />
las élites privilegiadas. Pero no es la única; de igual manera la manipulación<br />
política o religiosa se manifiesta en el fomento de ciertas<br />
creencias o ideologías, como en el caso de movimientos sociales<br />
o de masas y en la carencia de lecturas (Jean-Claude Passeron).<br />
El temor intelectual supone sobre todo abstención y parálisis,<br />
y conduce al rechazo a analizar este abismo, puesto que es a<br />
través de la formación del lector como se desarrolla su capacidad<br />
heurística de interpretación. En esta forma la lectura se convierte<br />
en un acto y no sólo en una habilidad técnica.<br />
La adquisición de la capacidad de lectura, a diferencia de la<br />
relativa a lengua, no es espontánea. Requiere del dominio de lo<br />
que en pedagogía se denomina código, esto es, el conocimiento<br />
del principio alfabético y del léxico ortográfico. Todo ello permite<br />
combatir la ausencia de la capacidad de lectura, carencia que debe<br />
ser contemplada como un factor de exclusión social.<br />
La masificación de la educación ha encontrado rápidamente<br />
sus límites en nuestro país. Un hecho significativo en este contexto<br />
es que la deserción escolar ha dado pie a una “democratización<br />
segregativa” (Camille Peugny) que conlleva un problema social<br />
de primera magnitud. La escuela no solamente consolida la<br />
estratificación social sino que la legitima.<br />
La democratización de la educación debe considerar las desigualdades<br />
culturales dentro de la heterogeneidad del universo escolar. La<br />
lectura se constituye como el elemento trascendente en la formación<br />
inicial que determina el destino social del individuo. La formación del<br />
educando como sujeto literario se estima culturalmente interesante,<br />
pero poco rentable en lo social y en lo económico, valoración que abona<br />
en favor del miedo a enseñar a pensar.<br />
Nuestro orden social debe aspirar a la reducción de las desigualdades<br />
culturales con base en la consecución del éxito escolar.<br />
Para ello es necesario entender los procesos que en dicho ámbito<br />
las profundizan, así como tener claro que ese orden social se revela<br />
en la forma en la que procesa sus tensiones. La lectura es solamente<br />
uno de los muchos vehículos que permitirían esto último.<br />
El fracaso del aprendizaje de la lectura está asociado a una<br />
profundización de las disparidades culturales, y la desigual distribución<br />
del capital cultural se ha traducido irremediablemente<br />
en un serio déficit cognoscitivo que ha impedido la emancipación<br />
de las clases populares.<br />
________________________________<br />
*Doctor en derecho por la Universidad Panthéon-Assas.<br />
2038 / 22 DE NOVIEMBRE DE 2014 73