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Proceso-2038
Proceso-2038
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Ricardo Castillo<br />
Tres historias centrales<br />
vela que hable del amor. ¿Qué<br />
queremos decir?, ¿qué significa<br />
enamorarse, qué historias queremos<br />
contar y de cuántas maneras<br />
se expresa el amor?, son<br />
algunas de las interrogantes<br />
con las que acribillan sus pensamientos<br />
compartidos.<br />
El joven autor, muy renombrado<br />
en su país al haber ganado<br />
más de cinco veces la<br />
Muestra de Dramaturgia Nacional<br />
de Chile, estrena, con un<br />
suculento equipo actoral, en<br />
el espacio emergente del Foro<br />
Shakespeare. Acertadamente<br />
mezcla una línea temática intelectual/básica<br />
de discusión con<br />
la vivencia de los personajes<br />
planteada en lenta progresión.<br />
Son tres historias centrales: la<br />
de una pareja madura con una<br />
pérdida dolorosa de la que no<br />
ha podido recuperarse como<br />
pareja; la de una hija en crisis<br />
con una mala noticia oculta que<br />
regresa a la casa materna; y la<br />
de un dibujante de flores y su<br />
amigo que se involucran con la<br />
misma mujer.<br />
El grupo de escritores trata<br />
de descubrir el hilo negro, invisible<br />
y difícil de detectar, para<br />
escribir historias de amor, y al<br />
mismo tiempo vivir sus propias<br />
historias. La ambigüedad es<br />
clave en el desarrollo del entramado<br />
de historias, ya que los<br />
mismos actores interpretan personajes<br />
de otros y el espectador<br />
es el que va armando poco<br />
a poco su rompecabezas.<br />
El juego de personajes y<br />
actores que plantea el autor se<br />
ve potencializado por la expresividad<br />
de los actores que<br />
los interpretan: Itari Marta, que<br />
mezcla una especie de ingenuidad<br />
y frescura con la tragedia<br />
de su vida, y Verónica Merchant,<br />
sobria y contundente en<br />
su interpretación de una madre<br />
conflictuada con su hija, y una<br />
madre y esposa adolorida por<br />
su desgracia. Luis Miguel Lombana<br />
destaca por la solidez y<br />
fuerza escénica que imprime a<br />
sus personajes, y Hamlet Ramírez<br />
por su soltura y transparencia<br />
en el trabajo de ese pintor<br />
aferrado a sus convicciones.<br />
Todas estas cualidades<br />
que suceden en la puesta en<br />
escena de Enamorarse de un<br />
incendio se van al traste con<br />
la propuesta de dirección que<br />
el mismo autor hace. Intentando<br />
hacer una obra audiovisual,<br />
“diferente”, pone al espectador<br />
frente a una pantalla durante<br />
la totalidad de la obra. Lo que<br />
podría haber tenido una riqueza<br />
dialógica entre la proyección<br />
de los personajes en la pantalla<br />
y la interpretación teatral, se<br />
ve dominada por una pantalla<br />
que, dado su gran tamaño, no<br />
permite jugar con el ir y venir<br />
de las dos realidades. La imposición<br />
de la imagen, como si<br />
hubiéramos ido al cine (a pesar<br />
de escuchar las voces de los<br />
actores detrás de ella y los dos<br />
camarógrafos que captan in<br />
situ totalidades o acercamientos<br />
de los personajes), cae en<br />
un estatismo frío que hace que<br />
el espectador pierda interés.<br />
El transitar de los pies y algunas<br />
salidas laterales, como ir<br />
por el juego de te o tomar aire<br />
por una ventana, es tan mínimo<br />
que no atrapa al espectador, y<br />
la oportunidad de un texto, con<br />
brillantes actuaciones, se debilita<br />
sobremanera por el concepto<br />
de dirección tan unívoco. Tal vez<br />
el público ubicado en los laterales<br />
pueda tener más alcance<br />
su visión y disfrutar la propuesta.<br />
Con todo, Enamorarse de un<br />
incendio, es una obra de teatro<br />
rica en emociones y microhistorias<br />
que amplia y refresca nuestro<br />
universo en torno al amor y<br />
el desamor y nos permite abrir<br />
un sinfín de preguntas. <br />
Cine<br />
Jia Zhangke<br />
en la Muestra<br />
JAVIER BETANCOURT<br />
Describir la estructura de<br />
Las montañas deben<br />
partir (Shan he gu ren;<br />
China-Francia-Japón, 2015)<br />
como tríptico, no significa valerse<br />
de una metáfora; desde sus<br />
inicios al final de los noventa, el<br />
trabajo de Jia Zhangke, incluso<br />
en su etapa más realista, ha<br />
mostrado su vocación plástica<br />
con maquetas y pinturas que<br />
condensan el drama de la sociedad<br />
china después de la represión<br />
de la Plaza Tiananmen,<br />
la expansión económica de la<br />
China globalizada y el capitalismo<br />
triunfante.<br />
Para el panel de Las montañas<br />
deben partir, Jia utiliza tres<br />
tipos de formato: 1:37 para el<br />
episodio que ocurre en 1999<br />
durante la celebración del fin<br />
del milenio; 1:85 para el de la<br />
época actual, 2014; y cinemascope<br />
para el episodio del<br />
futuro, en 2025.<br />
En el primero se celebra<br />
la llegada del nuevo milenio;<br />
Tao (Zhao Tao) tiene dos<br />
pretendientes, Liangzi (Liang<br />
Jingdong), trabajador en las<br />
minas de carbón, y Jinsheng<br />
(Zhang Yi), ambicioso hombre<br />
de negocios por el que se<br />
decide Tao.<br />
En el segundo, Tao, divorciada<br />
y sin la custodia de su<br />
hijo, forma parte de la prosperidad<br />
económica; Liangzi sumergido<br />
en la pobreza, aparece<br />
como perdedor.<br />
El segmento del futuro, el tercero,<br />
ocurre en Australia: el hijo<br />
de Tao y Jinsheng ya no sabe<br />
hablar chino.<br />
La lectura lineal, que la<br />
secuencia de fechas exige,<br />
propone un relato moral que<br />
termina con una advertencia<br />
simple: el afán de lucro y el<br />
olvido de tradiciones y valores<br />
puede conducir a una pérdida<br />
total de identidad; el hijo ya no<br />
podrá entenderse con el padre;<br />
situación terrorífica para la<br />
mentalidad china. En realidad,<br />
tanto el tratamiento de los<br />
personajes, el empleo del color,<br />
como las referencias culturales<br />
constituyen una alegoría sobre<br />
la experiencia del pueblo chino<br />
en las últimas décadas.<br />
Así, Tao, simboliza la tierra,<br />
la madre que se sacrifica porque<br />
piensa que la riqueza y el<br />
mundo de los negocios son lo<br />
mejor para el hijo. El matrimonio<br />
con el hombre de negocios, tipo<br />
sin escrúpulos, es justamente la<br />
elección equivocada; elección<br />
que a la vez precipita la ruina<br />
del pueblo que rechaza convertirse<br />
en algo ajeno. Al principio<br />
Tao aparece vestida siempre de<br />
rojo, color clave en el cine de la<br />
Quinta Generación; luego sale<br />
vestida de negro bailando al<br />
ritmo de “Go west” (canción de<br />
los Pet Shop Boys).<br />
82 2038 / 22 DE NOVIEMBRE DE 2015