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El Evangelismo - Elena G. de White

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La cruz del Calvario es para nosotros una promesa de vida eterna. La fe en

Cristo es todo para el creyente sincero. Los méritos de Jesús borran las

transgresiones y nos visten con el ropaje de la justicia tejido en los telares del

cielo. Se nos presenta la corona de vida como el honor que se dará al fin del

conflicto. Hay que exponer con todo énfasis estas verdades preciosas.--The

Review and Herald, 19 de marzo de 1895.

Los temas de nuestros discursos--Estos son nuestros temas: Cristo

crucificado por nuestros pecados, Cristo resucitado de los muertos, Cristo

nuestro intercesor ante Dios; y estrechamente relacionada con estos asuntos

se halla la obra del Espíritu Santo, el representante de Cristo, enviado con

poder divino y con dones para los hombres.--Carta 86, 1895.

Su preexistencia, su venida por segunda vez en gloria y poder, su

dignidad personal, el ensalzamiento de su santa ley, son los temas en que los

predicadores se han espaciado con sencillez y poder.--Carta 83, 1895.

Un mensaje afirmativo--Presentad con voz certera un mensaje

afirmativo. Elevadlo a él, al Hombre del Calvario, cada vez más arriba.

Existe poder en la exaltación de la cruz de Cristo...

Cristo ha de ser predicado, no en forma de controversia, sino en forma

afirmativa. Asumid vuestra posición sin controversia. Que vuestras palabras

no sean inciertas en ningún momento. La Palabra del Dios viviente ha de ser

el fundamento de nuestra fe. Reunid las más vigorosas declaraciones

afirmativas con respecto a la expiación que Cristo hizo por los pecados del

mundo. Mostrad la necesidad de esta expiación, y decid a los hombres y

mujeres que pueden ser salvos si se arrepienten y vuelven a su lealtad a la ley

de Dios. Reunid todas las declaraciones afirmativas y las pruebas que hacen

del Evangelio las alegres nuevas de salvación para todos los que reciben a

Cristo y creen en él como su Salvador personal.--Carta 65, 1905.

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