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El Evangelismo - Elena G. de White

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los representa en la parábola de la oveja perdida; pero no tendrán palabras

suaves para el pecado. Manifiestan la más fiel amistad los que reprueban el

error y el pecado sin parcialidad y sin hipocresía. Jesús vivió en medio de

una generación pecaminosa y perversa. No podía estar en paz con el mundo a

menos que dejara a los hombres sin amonestar, sin reprobar, y esto no habría

estado de acuerdo con el plan de salvación.--Carta 12, 1890.

Tratemos los errores de la manera en que Dios quiere--Dios no está

conforme con la obra perezosa hecha en las iglesias. Espera que sus

mayordomos sean fieles en reprobar y corregir. Han de expulsar el error de

acuerdo con la norma que Dios ha dado en su Palabra, y no de acuerdo con

sus propias ideas e impulsos. No deben usarse medios ásperos ni hacerse una

obra injusta, precipitada e impulsiva. Los esfuerzos hechos para limpiar la

iglesia de la contaminación moral, deben efectuarse de la manera en que

Dios quiere. No debe haber parcialidad ni hipocresía. No debe haber

favoritos cuyos pecados se consideren menos pecaminosos que los de los

demás. ¡Oh, cuánto necesitamos todos el bautismo del Espíritu Santo!

Debemos trabajar siempre, además, con el espíritu de Cristo, con bondad,

con compasión y simpatía, mostrando amor por el pecador mientras odiamos

el pecado con un odio perfecto.--Manuscrito 8a, 1888.

Cómo corregía Pablo los errores--Las contenciones en el cuerpo de

creyentes no están de acuerdo con la voluntad de Dios. Son el resultado de

los atributos del corazón natural. Las siguientes palabras de Pablo se aplican

a todos los que introducen desorden y desunión: "De manera que yo,

hermanos, no puedo hablaros como a espirituales, sino como a carnales,

como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais

capaces, ni sois capaces todavía". 1 Corintios 3:1, 2. Aquí Pablo se dirige a

un grupo de personas cuyo progreso no estaba en proporción con los

privilegios y las oportunidades recibidos. Deberían haber podido soportar la

predicación de la clara Palabra de Dios, pero se encontraban en la misma

condición de los discípulos cuando Cristo les dijo: "Aún tengo muchas cosas

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