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El Evangelismo - Elena G. de White

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de la verdad presentada. El relato de anécdotas o incidentes que hacen reír o

que hacen surgir pensamientos livianos en las mentes de los oyentes es algo

digno de censura. Las verdades debieran estar envueltas en un lenguaje casto

y digno, y las ilustraciones debieran ser del mismo carácter.

Si el ministerio evangélico fuera lo que debiera ser y lo que podría ser,

los maestros de la verdad de Cristo estarían trabajando en armonía con los

ángeles; serían colaboradores del Gran Maestro. Hay muy poca oración entre

los ministros de Cristo, y hay demasiada exaltación de sí mismos. Hay muy

poco llanto entre el pórtico y el altar, y se exclama muy poco: "Perdona, oh

Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad". Joel 2:17. Se

predican demasiados sermones doctrinales largos, pero sin una chispa de

fervor espiritual y sin el amor de Dios. Hay un exceso de gesticulación y

narración de anécdotas humorísticas en el púlpito, y en cambio se habla

demasiado poco acerca del amor y la compasión de Jesucristo.

No es suficiente predicar a los hombres; debemos orar con ellos y por

ellos; no debemos mantenernos fríamente separados de ellos, sino que

debemos aproximarnos con simpatía a las almas que deseamos salvar,

debemos visitarlas y departir con ellas. El ministro que realiza en forma

adecuada la obra fuera del púlpito llevará a cabo diez veces más que aquél

que confina su trabajo al púlpito.--The Review and Herald, 8 de agosto de

1878.

Evítese el uso de chanzas y de bromas--Este espíritu de referir

chanzas y hacer bromas, de liviandad y frivolidad, constituye una piedra de

tropiezo para los pecadores y una piedra de tropiezo peor aún para los que

ceden a las inclinaciones de un corazón no santificado. El hecho de que

algunos han permitido que este rasgo se desarrollase y fortaleciese hasta que

el cáncer ha resultado tan natural como su respiración, no disminuye sus

malos efectos. Cuando alguien pueda señalar una palabra frívola pronunciada

por nuestro Señor o cualquier liviandad manifestada en su carácter, entonces

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