You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Pero lo peor <strong>de</strong>l viaje en autocar fue la sensación <strong>de</strong> congelación durante 18<br />
interminables horas <strong>de</strong>bido a la máxima potencia <strong>de</strong> los aparatos <strong>de</strong> aire acondicionado<br />
<strong>de</strong>l autobús Ejecutivo (es <strong>de</strong>cir, el <strong>de</strong> primera clase), y a la actitud<br />
<strong>de</strong>spiadada <strong>de</strong>l caluroso conductor, que se negó a aten<strong>de</strong>r nuestras súplicas <strong>de</strong><br />
elevar un poco la temperatura <strong>de</strong>l interior <strong>de</strong>l autocar. En pleno mes <strong>de</strong> agosto<br />
y en un país tropical como Venezuela, con más <strong>de</strong> treinta grados <strong>de</strong> temperatura<br />
en el exterior durante la noche, yo pasé más frío que en Barcelona<br />
en el mes <strong>de</strong> enero sin abrigo. Todos los turistas tiritábamos <strong>de</strong> frío, acurrucados<br />
en el sillón <strong>de</strong>l autocar en posición fe<strong>tal</strong> para po<strong>de</strong>r meter las rodillas<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l jersey. Todos con varias camisetas encima, y algunos más precavidos<br />
nos pudimos poner a<strong>de</strong>más un impermeable, metido a última hora en la<br />
mochila por si durante las vacaciones nos pillaba alguna tormenta tropical.<br />
Sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tan terrible experiencia <strong>de</strong> autocar (frío, intento <strong>de</strong> atraco<br />
a media noche y vejiga <strong>de</strong>sesperada por vaciarse) se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r que<br />
me negase a utilizar el mismo medio <strong>de</strong> transporte, y que aceptara la osada<br />
alternativa «Off the beaten track» que alguna mente <strong>de</strong>scabellada escribió<br />
en la guía, y que me sugirió mi novio, Gabi, por teléfono. Sólo así se explica<br />
que me subiera en una vieja avioneta <strong>de</strong> cuatro plazas (incluida la plaza<br />
<strong>de</strong>l piloto) dispuesta a cruzar la gran sabana.<br />
Yo tenía que llegar en avioneta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Santa Elena <strong>de</strong> Uairén a Kamarata, que<br />
es un pequeño pueblo <strong>de</strong> indios pemón en mitad <strong>de</strong> la gran sabana venezolana.<br />
Sólo se pue<strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r a él en avioneta porque no tiene ninguna conexión<br />
por vía terrestre con ningún otro lugar <strong>de</strong>l mundo, y era allí don<strong>de</strong> se suponía<br />
que mi novio me estaba esperando para disfrutar <strong>de</strong> un idílico viaje juntos<br />
hasta el famoso Salto <strong>de</strong>l Ángel, la catarata más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>l mundo. La única<br />
nota curiosa era que no llegaríamos al Salto <strong>de</strong>l Ángel <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Canaima, que<br />
es la ruta habitual, es <strong>de</strong>cir, «the beaten track», ruta que hace el noventa y nueve<br />
por ciento <strong>de</strong> los turistas. No, nosotros <strong>de</strong>bíamos ir en avioneta hasta Kamarata,<br />
y allí contratar una excursión que nos llevaría río arriba en canoa durante<br />
dos días hasta el Salto <strong>de</strong>l Ángel. Sonaba idílico.<br />
Después <strong>de</strong> pasar un día completo yo solita en Santa Elena, básicamente para<br />
recuperarnos mi vejiga y yo <strong>de</strong>l terrorífico viaje en autocar, me dirigí a lo que llamaban<br />
allí aeropuerto, y compré un pasaje <strong>de</strong> avioneta hacia Kamarata. Diez minutos<br />
antes <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>spegue, sentada enfrente <strong>de</strong> la caseta-terminal <strong>de</strong>l<br />
pseudo-aeropuerto, observé mucho movimiento <strong>de</strong> militares con casco y fusil<br />
en mano que salieron corriendo <strong>de</strong> alguna parte y subieron <strong>de</strong> golpe a una avioneta<br />
que <strong>de</strong>spegó a toda prisa. Pensé que eran prácticas militares. A los cinco<br />
minutos, salió <strong>de</strong>l edificio-caseta a paso rápido un hombre venezolano. Me miró,<br />
me señaló con el <strong>de</strong>do mientras me preguntaba algo muy escueto, que no pu<strong>de</strong><br />
154<br />
Off the beaten track