Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Diana Castellanos<br />
res en nuestros cuerpos y chismorreamos <strong>de</strong> todo. Yo miraba el reloj cada<br />
tanto, para hilaridad <strong>de</strong> los chicos, que siempre me veían más aprensiva <strong>de</strong><br />
lo <strong>de</strong>bido.<br />
Hasta que apareció Pablo, cansadísimo y feliz <strong>de</strong> la vida. Pero al ver nuestras<br />
caras y al no saber qué contestar cuando le preguntamos por Renato, se sacó<br />
como pudo el weat-suit 2 para que se lo pusiera otro y <strong>de</strong>scendiera a buscar<br />
en las profundida<strong>de</strong>s posibles. Nunca mi parpa<strong>de</strong>o fue tan lento, abría los ojos,<br />
cerraba los ojos como queriendo quedarme en letargo; abría los ojos, unos<br />
salían <strong>de</strong>l mar y entraban otros, alguien me abrazaba; cerraba los ojos y escuchaba<br />
el murmullo <strong>de</strong>l mar y un llanto contenido; abría los ojos y ya todos me<br />
miraban sin <strong>de</strong>cirme nada.<br />
Renato no subió nunca y yo cerré los ojos, en esos momentos hubiera querido<br />
cerrarlos para siempre. Dicen que fue un black-out, que Renato simplemente<br />
«se fue», por no calcular el tiempo, por estar tan concentrado en lo que<br />
estaba haciendo. Dicen también que por eso tenía ese rostro tan apacible cuando<br />
lo sacaron, como cuando dormía al lado mío.<br />
Preparé el viaje como una poseída, no sé <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> me vinieron las fuerzas para<br />
hacer los últimos trámites, el equipaje y buscar una explicación lúcida que contestara<br />
al por qué no postergarlo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tanto sufrimiento. Abrí los ojos<br />
para retener el rostro <strong>de</strong> mis padres y <strong>de</strong> mis hermanas al <strong>de</strong>spedirme y los<br />
cerré durante todo el vuelo, viendo el <strong>de</strong> Renato, inclusive cuando las azafatas<br />
<strong>de</strong> Iberia gritaban a los peruanitos que no se encontraban cómodos en su<br />
primer vuelo como entrada a una vida mejor. Y llegué a Barcelona, sola, casi<br />
como por una obligación con él, porque mis sueños se quedaron mucho más<br />
al fondo que en ese mar al otro lado <strong>de</strong>l mundo.<br />
Miro con codicia un escaparate <strong>de</strong> lapiceros, libretas forradas, papel reciclado,<br />
plumas para escribir y me veo luego en el reflejo <strong>de</strong> la vidriera y siento <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> mucho tiempo que la imagen me correspon<strong>de</strong>, que en ella por fin me<br />
reconozco. Han pasado tres años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que llegué. Estudio y trabajo, soy voluntaria<br />
<strong>de</strong> la Cruz Roja, me <strong>de</strong>splazo en bicicleta o camino lo más que puedo. Vivo<br />
en un pisito en el Barrio Gótico, que comparto con unas amigas. Voy al cine y<br />
al teatro <strong>de</strong> forma frecuente. Escribo y escribo todo lo que hago y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace<br />
poco, todo lo que percibo y siento. Ya tengo ganas <strong>de</strong> visitar mi país, a mi familia<br />
y a los amigos. Aunque ellos han venido por mí cada vez que han podido y<br />
no me han <strong>de</strong>jado sentirme tan sola como yo misma pensaba que estaba. Pero<br />
será también porque esta ciudad me sigue acogiendo. A veces camino recordando;<br />
otras veces, camino llenando mi alma con vivencias nuevas, con amigos<br />
<strong>de</strong> diferentes rincones <strong>de</strong>l mundo que están aquí por motivos y circunstancias<br />
tan extrañas como sus maneras <strong>de</strong> vestirse y sus miles <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s.<br />
41