Fulanita de tal - Planeta Babel

Hoy no vas
al colegio
Eduardo Infante
-hoyno vas al colegio.
Con estas palabras, la joven despertó a su hijo. Sobre la cama, su pelo caía como
una lisa cascada que hacía leves cosquillas en la nariz del pequeño.
¿Era cierto lo que acababa de oír?
–Sí, cariño, hoy no vas al colegio. Hoy nos vamos a la luna.
Las piernas del niño caían de la silla mientras que, entre tazas de leche y tostadas,
la realidad hacía rato que se había desvanecido.
Desde la mesa, veía a su madre ir de aquí para allá con el teléfono en la mano.
–Al aeropuerto, una hora.
La vio terminar de vestirse, hacía tiempo que no la recordaba tan activa y de
tan buen humor.
El niño terminó de masticar la tostada. Frente a él, su madre esperaba a que
se acabara los últimos bocados. La expresión de ella era traviesa, su pensamiento:
«No sabes todavía lo que acaba de hacer mamá».
–¿Estás listo?
Tras la atmósfera de irrealidad del despertar, ahora, dentro del coche, a cada
movimiento del taxímetro, la realidad volvía a enfocarse, a tomar cuerpo... estaba
pasando. Iban a la luna.
En el gran recibidor del aeropuerto, las dos figuras, una estilizada y nerviosa
y otra pequeña y regordeta, se veían insignificantes.
Ya en el mostrador, ella rellenó el impreso obligado.
Nombre: Fulanita. Edad: Tal. Pasaporte: cual. Estado civil: ahí tuvo dudas.
Siguió rellenando el resto de las casillas hasta que por último firmó para descargar
de toda responsabilidad por incidentes a la compañía de espaciolíneas.
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