e - Fundació Uriach 1838
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peinado u observar quién est á<br />
sentado detrás sin tener que cometer<br />
la incorrección de volver l a<br />
cabeza . Como siempre, acudiero n<br />
en su auxilio los boticarios y lo s<br />
preparadores de específicos . De<br />
la Farmacia y Laboratorio Com -<br />
pany de Valencia obtuvo un maravilloso<br />
espejito de mano, d e<br />
bronce repujado, en donde s e<br />
anunciaba el L'ubronguiol, u n<br />
medicamento eficaz contra la tos ,<br />
los catarros y, las bronquitis; e n<br />
la farmacia del Siglo. de la call e<br />
Bravo Murillo de Madrid, otro, de l<br />
mismo tamaño, acaso más elegante<br />
en su sencillez . Para los<br />
días de diario utilizaba el del jarabe<br />
tónico Rojas, fabricado e n<br />
Zaragoza . más pequeño y alg o<br />
más vasto . El dentífrico Vaearine<br />
le proporcionó uno de mano, ape -<br />
nas algo más que un juguete . E l<br />
Céfiro de Oriente Lillo le dio un o<br />
que consideró de muy mal gusto<br />
y apenas usó, porque anunciaba<br />
un crecepelo . Sobre un fond o<br />
amarillo, una mujer. dotada de<br />
una espléndida melena, vertí a<br />
el contenido de un frasco sobre e l<br />
cuero cabelludo mondo de un barbado<br />
caballero, tal que su pobre<br />
Curro, aunque no tuviera la barba<br />
pelirroja como la del anuncio .<br />
Entregar un espejo para anuncia r<br />
un crecepelo no le pareció nad a<br />
fino . Menos aún cuando el fondo<br />
era amarillo y todo el mundo sab e<br />
que, desde que murió Molière e n<br />
escena vestido de ese color, se<br />
considera de mala suerte, al me -<br />
nos por las gentes de teatro . Y es<br />
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que doña Antonia no era supersticiosa<br />
. aunque «haberlas haylas» .<br />
Tampoco empleó el de la solució n<br />
Pautauberge, contra la tos y lo s<br />
catarros, por la modestia del espejo<br />
y porque vio una tarjeta de l<br />
mismo producto en donde se ha -<br />
cía mofa de la moda y una muje r<br />
moría ahorcada por una estol a<br />
de lo más elegante . A doñ a<br />
Antonia, eso del maltrato a la s<br />
mujeres no le hacía la más mínima<br />
gracia . Suficiente tenía co n<br />
la cruz que Dios le había dado y,<br />
además, la moda le parecía un a<br />
de las pocas cosas serias de est e<br />
mundo .<br />
Sea como fuere, los específicos y s u<br />
publicidad seguían siendo crucia -<br />
les en la vida de los Corriente .