Estas historias de mujeres que nos precedieron - Unión Personal ...
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MARTINA CHAPANAY (La Montonera)<br />
“El gaucho – señala Pedro Goyena – es el tipo original, característico <strong>de</strong> nuestra<br />
sociedad. En él se reúne lo <strong>que</strong> tenemos <strong>de</strong> nuestro verda<strong>de</strong>ramente... En la extensión<br />
ilimitada <strong>de</strong> la pampa discurre en brioso corcel este hombre americano, varonil y tierno,<br />
inteligente y audaz, <strong>que</strong>, asimilando algún día los preciosos elementos conquistados en esta<br />
labor incesante <strong>de</strong> los siglos <strong>que</strong> se llama progreso, será el digno representante <strong>de</strong> la<br />
República futura, próspera y colosal”.<br />
“Y para <strong>que</strong> no falte en las travesías su <strong>de</strong>idad propicia, un poco elemental y bárbara,<br />
como cuadra al ambiente, ha <strong>de</strong> andar en los labios <strong>de</strong>l pueblo, ese nombre casi legendario <strong>de</strong><br />
Martina Chapanay, hija <strong>de</strong> indio y <strong>de</strong> cristiana, <strong>que</strong> maneja lazo y puñal como mejor lancero<br />
<strong>de</strong> la fe<strong>de</strong>ración y <strong>que</strong> ha <strong>de</strong> convertirse en provi<strong>de</strong>ncia rústica <strong>de</strong> caminantes y viajeros”.<br />
“La inventaron... Ella no fue más <strong>que</strong> una sugestiva leyenda en la aventura <strong>de</strong>l<br />
caudillaje... No existió para quienes quisimos verla y no pudimos ... Es el mito-producto <strong>de</strong>l<br />
sombrío paisanaje <strong>que</strong> quiso una heroína <strong>que</strong> pasó por los campos <strong>de</strong> la patria y allí <strong>que</strong>dó,<br />
para la memoria futura”– señalan algu<strong>nos</strong> incrédulos al mencionarla -.<br />
“Pero ella – sigue relatando Juan P. Echague – es el Quijote-hembra <strong>de</strong> las llanadas<br />
baldías... ¿Si su facón vengador y terrible siguiera <strong>de</strong>fendiendo a los asaltados y castigando<br />
sin clemencia a los asaltantes?. ¡Hay en su espíritu noblezas santas. Algo <strong>de</strong> Ignacio <strong>de</strong><br />
Loyola, como dije anteriormente, y <strong>de</strong> Quijote. Pudo caer en el lodazal, pudo pecar, pero <strong>de</strong><br />
allí se levanta como esas invisibles y mágicas heroínas, dispuesta a rehacer su vida, y<br />
consigue todo lo <strong>que</strong> se propone por<strong>que</strong> tiene un alma generosa <strong>que</strong> se <strong>de</strong>pura y acaba por<br />
brillar al sol como el cristal <strong>de</strong> un ribazo”.<br />
Pero la violencia está en los hombres y en las <strong>mujeres</strong> como Martina, con la rebeldía<br />
<strong>de</strong> las fuerzas naturales... Como la intensidad ciclónica <strong>de</strong> los elementos... Como la ráfaga<br />
perturbadora en el zonda... No es fácil gobernar las provincias como San Juan, o La Rioja, o<br />
cualquiera <strong>de</strong> ellas.<br />
Emerge, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ocio y la <strong>de</strong>sesperación, la mujer secreta en medio <strong>de</strong> opresiones y<br />
pobrezas, con plena conciencia <strong>de</strong> su vida ruda, impetuosa, <strong>de</strong>sgraciada. Se instala en una<br />
localidad en la provincia <strong>de</strong> Mendoza, <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> San Martín, distante u<strong>nos</strong> 57 Kms. <strong>de</strong><br />
la ciudad, y ese lugar es llamado Chapanay, por<strong>que</strong> en ella había vivido la montonera.<br />
“La raza precolombina <strong>de</strong> los huarpes, recio como ese suelo <strong>que</strong> los latigazos <strong>de</strong> los<br />
vientos sacu<strong>de</strong>n con <strong>de</strong>sesperación, ha <strong>de</strong>jado en los espíritus sanjuani<strong>nos</strong>, un atavismo <strong>de</strong><br />
combatividad y fiereza, <strong>que</strong> la historia nunca podrá omitir” – refleja Marcos Soboleoski,<br />
como reafirmando la potencialidad <strong>de</strong> la mujer -.<br />
Ella escuchó la voz <strong>de</strong> su raza india, clamando como lo hizo el caci<strong>que</strong> Llampicó:<br />
“El <strong>de</strong>sierto es nuestro y lo <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>remos. Queremos una paz digna y segura... Hemos visto<br />
nuestros hogares <strong>de</strong>struidos, y nuestras <strong>mujeres</strong> han secado sus ojos <strong>de</strong> tanto llorar...<br />
Queremos una paz efectiva... y sobre las enormes llanuras <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, <strong>que</strong>dará como un<br />
arroyo inmenso, permanente, la sangre india... ¡Dejaremos en todos los pastos <strong>de</strong> la pampa, el