Estas historias de mujeres que nos precedieron - Unión Personal ...
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Pascuala, con su pobreza, con sus ganas <strong>de</strong> ser un soldado más, es el testigo fiel <strong>de</strong><br />
a<strong>que</strong>llos días, cuando trabajando a la par <strong>de</strong> lo hombres ve como Remeditos se vuelve,<br />
enferma a Bue<strong>nos</strong> Aires, llevando a lomo <strong>de</strong> mula su propio ataúd, en caso <strong>de</strong> morir en el<br />
camino.<br />
Y ve a “La Regalada”, una mujer campesina <strong>que</strong> sale un día <strong>de</strong>snuda al campo,<br />
fingiéndose loca, para atajar a los realistas, <strong>que</strong> preten<strong>de</strong>n acercarse al regimiento:<br />
Pascuala sirve <strong>de</strong> correo, traslada en caballos chúcaros, mensajes y cajas.<br />
“Son los días gloriosos <strong>de</strong> la gesta <strong>de</strong> los An<strong>de</strong>s. Cuando las armas fabricadas por<br />
Beltrán <strong>de</strong>bían volar “por encima <strong>de</strong> los cóndores”, como dice Mitre. En el centro <strong>de</strong> la plaza<br />
principal se armaba una gran tienda <strong>de</strong> campaña y se invitaba al pueblo a orar. Las misas las<br />
daban los capellanes castrenses como José Lorenzo Güiral<strong>de</strong>s, u otro <strong>de</strong> las filas. Gran<br />
político y estratega, San Martín no <strong>de</strong>jaba nada al <strong>de</strong>scuido. El servicio sanitario contaría con<br />
dos hospitales. Uno en Mendoza, otro seguiría al ejército. Es más <strong>que</strong> estricto con el aseo. El<br />
ejército lo entendía así y botas lustrosas, bien presentables, lucían ante el general. Luego <strong>de</strong> la<br />
misa, <strong>que</strong> era bajo la advocación <strong>de</strong> la virgen <strong>de</strong>l Carmen, había una plática para hablar sobre<br />
la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la patria y la heroicidad <strong>de</strong> los componentes”.<br />
Pascuala Meneses escucha como una más. Quería integrar el ejército. Estaba<br />
<strong>de</strong>cidida. Pensaba <strong>que</strong> era fuerte, <strong>que</strong> conocía la cordillera. Des<strong>de</strong> niña había recorrido los<br />
macizos andi<strong>nos</strong>. Era una ba<strong>que</strong>ana. De esa manera ella haría su aporte a la Patria. No era<br />
patricia, no bordaba, no cosía, no tenía “preparación” <strong>de</strong> acuerdo a la época. Pero sí mucho<br />
coraje, soportaba las inclemencias <strong>de</strong>l tiempo, la mala y escasa comida, Era fuerte y<br />
conocedora <strong>de</strong> la geografía <strong>de</strong>l lugar.<br />
Pascuala Meneses averigua, pregunta, escucha las conversaciones <strong>de</strong> los soldados, <strong>de</strong><br />
los voluntarios. Se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>, nadie lo notará. No es más Pascuala Meneses, es Pascual<br />
Meneses, originario <strong>de</strong> Mendoza.<br />
Como las <strong>mujeres</strong> no participaban <strong>de</strong>l cruce <strong>de</strong> los An<strong>de</strong>s, se transformó en un joven.<br />
En u<strong>nos</strong> bandos <strong>de</strong>l General se <strong>de</strong>cía:<br />
- “ ¡Que a nadie se le ocurra mandar hijas <strong>que</strong> estén en edad <strong>de</strong> cuidar sus casas! ¡Que no<br />
pretendan <strong>de</strong>safiar las altas cumbres!. ¡Estos terre<strong>nos</strong> son para hombres!...”<br />
Ella era tan pobre, hosca, huraña. Habituada por las necesida<strong>de</strong>s a vivir en la<br />
intemperie, viajar a lomo <strong>de</strong> mula. Sin joyas, sin bien alguno, sólo su persona, y eso bastaba<br />
para ofrecer a la Patria.<br />
Así, esta silenciosa, callada mujer, <strong>de</strong>ja el campamento <strong>de</strong>l Plumerillo y se dirige a la<br />
plaza. La ban<strong>de</strong>ra es batida por el General tres veces y la artillería hace una salva <strong>de</strong> 21<br />
cañonazos. La virgen <strong>de</strong>l Carmen al medio y el juramento <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad eterna hacia la divisa<br />
<strong>que</strong> será el baluarte <strong>de</strong> nuestra nacionalidad.