06.05.2013 Views

Estas historias de mujeres que nos precedieron - Unión Personal ...

Estas historias de mujeres que nos precedieron - Unión Personal ...

Estas historias de mujeres que nos precedieron - Unión Personal ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

“Yo tenía una personalidad muy especial, y según cuentan en un relato<br />

periodístico, ya durante mi adolescencia empecé a robarle el fuego a los Dioses, <strong>de</strong>cía mi<br />

entrevistadora. (Tiempo Argentino). Y <strong>de</strong> compadritos y <strong>de</strong> malevaje extrañado <strong>que</strong> les<br />

guste o no la resuelta actividad <strong>de</strong> una chica <strong>de</strong> 17 años, suspendida <strong>de</strong>l hechizo germánico<br />

<strong>de</strong> Alfredo Band, su presunto inventor, <strong>de</strong> <strong>mujeres</strong> <strong>de</strong> esa estirpe está hecho nuestro<br />

tango”.<br />

Los orígenes <strong>de</strong> su época <strong>de</strong> gestación, <strong>de</strong> 1880 a justamente principios <strong>de</strong> siglo, son<br />

como se sabe, músicas sin letras. Y aparecen así “El Entrerriano”, “El Choclo”, “La<br />

Morocha” (1905), “La Payanca” (1907), “La Cumparsita”, “Rodríguez Peña”, como así<br />

innumerables cultores <strong>de</strong> ese ritmo seductor en su mayoría, dijimos antes, orejeros, cuyo<br />

oficio real fue la bohemia, <strong>que</strong> les inspiraron los mejores compases, escritos a la luz <strong>de</strong><br />

lámparas gastadas.<br />

Fue en 1917 <strong>que</strong> apareció, se presume, el primer tango con letra <strong>que</strong> se llamó “Mi<br />

noche triste” y <strong>que</strong> también estrenara una mujer, Manolita Poli.<br />

“El bandoneón dio paso a la melancolía” – comenzaron a comentar los eruditos, y<br />

Martínez Estrada solía <strong>de</strong>finirlo “como una <strong>de</strong> gris y húmedo timbre, vibrante <strong>de</strong> un eros<br />

contenido y singular”.<br />

El poeta pasó por el bar Domínguez, seguramente, o por “La Glorieta” o “La<br />

Paloma”, don<strong>de</strong> la mujer creaba figuras y él se <strong>que</strong>dó embelesado <strong>de</strong> gozo, pero no se atrevió<br />

a nombrarla. Siguió con la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l instrumento: “La nota nítida y gruesa <strong>que</strong> sale <strong>de</strong>l<br />

tubo adon<strong>de</strong> el viento la forma y expulsa, se amplificaba luego como los goterones <strong>de</strong> la<br />

lluvia <strong>que</strong> absorbe la tierra caliente, y a la luz <strong>de</strong> las lámparas <strong>de</strong> acetileno, eran un<br />

relámpago hipnótico <strong>de</strong> cloroformo”.<br />

“Yo no sé si es Vicente Grecco, Rosendo Mendizábal, Arolas, Aieta, Juan Maglio<br />

Pacho, los mejores instrumentistas”, dicen los conocedores <strong>de</strong> oficio, eludiendo a la mujer.<br />

Pero Paquita Bernardo tiene intuición femenina y sabe <strong>de</strong> esto: “A mi no me<br />

nombran en sus <strong>historias</strong>. No tenemos pasado virtuosos las <strong>que</strong> elegimos ser como ellos... .<br />

¡Quieren <strong>que</strong> siempre seamos las ocultas, las <strong>mujeres</strong> secretas <strong>que</strong> sólo contribuimos a<br />

colaborar siendo las eternas marginadas sociales!”.<br />

Pero “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el arrabal al centro, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cabaret sórdido a París, a partir <strong>de</strong> ese<br />

bandoneón <strong>que</strong> se convierte en el gran amante <strong>de</strong> la ciudadanía, pasa esta música sensual<br />

por todos los escenarios. Se instala en los patios <strong>de</strong> baldosas <strong>que</strong> tienen ya la rúbrica <strong>de</strong> los<br />

bailarines. Araña la mendicidad. Se vuelve huraño, cabrero. Atraviesa esas “calles <strong>de</strong><br />

tarjeta postal <strong>que</strong> aún tenían huellas <strong>de</strong> chatas... se encarama por las ligustrinas y sus<br />

cercas para darle un sabor <strong>de</strong> extramuros” y se instala en el alma, <strong>de</strong>finitivamente, como se<br />

instala un gran y atormentado amor”.<br />

“A muchos,- comentará Paquita quizás con Augusto Berto, su profesor – no les<br />

habrá gustado <strong>que</strong> la flauta, el acor<strong>de</strong>ón y el arpa, fueran <strong>de</strong>splazados por el bandoneón y<br />

el ritmo, incluso <strong>de</strong> los agudos, cambiará por los graves labios <strong>que</strong> tararean en ese

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!