revista de historia militar nº 11o - Portal de Cultura de Defensa ...
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JUAN JOSÉ SAÑUDO BAYÓN<br />
me encontraba enfermo. A la mañana siguiente, a primera hora, me vinieron<br />
a <strong>de</strong>cir que se habían quitado las tapa<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> los pozos <strong>de</strong>l convento y que<br />
se encontraron muchos cuerpos humanos en los pozos que habían proporcionado<br />
el agua para todo el convento. Comprendí porque había encontrado tan<br />
mal gusto a la sopa <strong>de</strong> la víspera y al agua que habíamos bebido. Con esta<br />
noticia, varios <strong>de</strong> mis oficiales vomitaron. Por mi parte, no me incomodé, pero<br />
durante algún tiempo tuve en la memoria este gusto <strong>de</strong>testable. Asimismo,<br />
durante mucho tiempo no pu<strong>de</strong> comer sopa en la que se había cocido carne.<br />
El 13 <strong>de</strong> agosto, atravesamos hasta Mora el campo <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong> Almonacid,<br />
don<strong>de</strong> el 4º Cuerpo acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrotar a treinta mil españoles, mandados<br />
por el general Venegas. El 32º se había distinguido en este combate. Hice recoger<br />
a los soldados <strong>de</strong> mi antiguo regimiento que habían quedado heridos en el<br />
campo <strong>de</strong> batalla y que no habían sido ni levantados ni curados, los cirujanos<br />
franceses <strong>de</strong>jados en Almonacid para cuidar a los heridos <strong>de</strong> los dos ejércitos<br />
habían sido <strong>de</strong>gollados por los guerrilleros españoles. Descansamos el 14 en<br />
Madri<strong>de</strong>jos, el 16 en Villarubia. El 18 fuimos a acantonar en las proximida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> Daimiel. Faltos <strong>de</strong> una administración conveniente en el 1er. Cuerpo, moríamos<br />
<strong>de</strong> hambre, en una <strong>de</strong> las provincias más fértiles <strong>de</strong> España...<br />
La anterior alusión al triste fin <strong>de</strong> los cirujanos franceses precisa una ampliación,<br />
los franceses aparecen dueños <strong>de</strong>l terreno y sus recursos, capaces <strong>de</strong><br />
imponer su voluntad sin mayores trabas. Nada más lejos <strong>de</strong> la realidad, tan<br />
solo eran dueños <strong>de</strong> la tierra que materialmente pisaban sus botas y en ocasiones<br />
ni aun <strong>de</strong> esta; sus ejércitos estaban ro<strong>de</strong>ados permanentemente <strong>de</strong> un enjambre<br />
<strong>de</strong> partidas mas o menos regulares, <strong>de</strong> guerrillas que, por patriotismo<br />
unos y por botín otros, asaltaban los suministros, almacenes, <strong>de</strong>stacamentos y<br />
correos. El ejemplo que se relata a continuación, por otra parte recogido por la<br />
generalidad <strong>de</strong> los <strong>historia</strong>dores españoles, ilustra por la insolencia <strong>de</strong>l lugar<br />
y <strong>de</strong> la fecha, la audacia <strong>de</strong> los guerrilleros, su variopinta proce<strong>de</strong>ncia y la<br />
verda<strong>de</strong>ra realidad, ajena a los triunfales partes <strong>de</strong> las Gacetas.<br />
Terminada la batalla <strong>de</strong> Almonacid, como hemos visto, los imperiales se<br />
lanzaron en persecución <strong>de</strong>l batido Ejército <strong>de</strong> la Mancha. Entretanto los heridos<br />
y prisioneros se iban concentrando en la ermita <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong><br />
la Oliva, situada a un kilómetro <strong>de</strong> distancia y al oeste <strong>de</strong>l pueblo, que había<br />
servido <strong>de</strong> puesto <strong>de</strong> mando y centro logístico durante la batalla.<br />
Dos son las «unida<strong>de</strong>s» que combinadas participan en la acción:<br />
Los cazadores <strong>de</strong> «Africa», a cuyo mando figuran el entonces capitán<br />
D. Isidro Mir, notable y misteriosa fuerza que suele prestar «servicios