revista de historia militar nº 11o - Portal de Cultura de Defensa ...
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SAN LUIS, 1780: LA BATALLA DE FUERTE SAN CARLOS 255<br />
Aunque la torre no estaba <strong>de</strong>l todo cubierta y que el parapeto para los cañones<br />
no fue emplazado, nos servimos <strong>de</strong> ellos con éxito, maniobra que causó<br />
gran sorpresa a los salvajes, que no lo esperaban; y a no ser por la velocidad<br />
con la que actué juntamente con todo el mundo en las fortificaciones, habría<br />
sido el último día <strong>de</strong> San Luis. Nuestros milicianos y habitantes realizaron<br />
prodigios <strong>de</strong> bravura afrontando los peligros más evi<strong>de</strong>ntes en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong><br />
las fortificaciones, y querían incluso llevar a cabo una salida sobre el enemigo<br />
<strong>de</strong> no habérsela impedido por miedo a que sucumbieran bajo el gran<br />
número [639v] <strong>de</strong> enemigos que sólo esperaban ese momento para forzar la<br />
entrada en el pueblo.<br />
Lo más <strong>de</strong>solador que hubo durante el ataque fue la confusión y los gritos<br />
lamentables <strong>de</strong> las mujeres y los niños, que se escuchaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />
estaban nuestros combatientes, y sólo el heroico coraje impidió que las armas<br />
cayeran <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> los padres <strong>de</strong> familia, que se han señalado con<br />
todo el valor inimaginable en esta ocasión, en la que parecía que no podrían<br />
rechazar al enemigo por el gran número al que nos enfrentábamos.<br />
A pesar <strong>de</strong> nuestra vigorosa <strong>de</strong>fensa, no hemos podido impedir [640r]<br />
tener gran<strong>de</strong>s pérdidas. Nuestros enemigos, viendo que no podían por nuestra<br />
vigorosa <strong>de</strong>fensa forzar nuestras posiciones, se dispersaron por el campo,<br />
don<strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrieron un grupo <strong>de</strong> habitantes y <strong>de</strong> esclavos que estaban trabajando<br />
en la cosecha <strong>de</strong>l maíz. Arrasaron el campo y mataron salvajemente<br />
todo lo que encontraron: bueyes, vacas, caballos, cerdos y aves; en general,<br />
causaron los daños más terribles, pero lo que es más lamentable es que masacraron<br />
muchas personas que estaban ocupadas trabajando la tierra y que<br />
no pudieron llegar a tiempo a las fortificaciones. La lista [640v] <strong>de</strong> estos<br />
<strong>de</strong>sgraciados que perecieron y la <strong>de</strong> los prisioneros esta aquí incluida.<br />
¡Oh, mi Gobernador, si hubiera podido ver con sus ojos un espectáculo<br />
tan <strong>de</strong>sgarrador su corazón paternal habría <strong>de</strong>rramado lágrimas! Era una<br />
aflicción y una consternación general ver esos pobres cuerpos cercenados<br />
en piezas y por trozos, las entrañas arrancadas, los miembros, cabezas y<br />
piernas esparcidos por el campo. ¡Qué espectáculo <strong>de</strong> horror, mi General!<br />
Al contárselo me siento afligido por el más amargo dolor. Es en este campo<br />
<strong>de</strong> San Luis don<strong>de</strong> se ejecutó, en menos <strong>de</strong> dos horas, la barbarie más<br />
inaudita. Fue llevada a cabo hasta el exceso sin que se haya podido evitar<br />
<strong>de</strong>bido a la poca gente que tenía, [641r] que consistía todo en alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />
unos 300 hombres, tropas milicias y habitantes. Juzgad, mi Gobernador, que<br />
suerte nos esperaba si la divina provi<strong>de</strong>ncia, la bravura y la actividad no nos<br />
hubieran preservado <strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> estos bárbaros animados por los ingleses.<br />
Después <strong>de</strong> esta masacre, nuestros enemigos se retiraron sin darse mucha<br />
prisa, no habiendo podido forzarnos, y la pru<strong>de</strong>ncia no nos permitió