20 Margarita GENTILE Más a<strong>de</strong>lante en el tiempo, otro relato se refería a Tupa Inga Yupangui y <strong>de</strong>cía que éste había muerto muy viejo, a causa <strong>de</strong> un flechazo. El Inca había nombrado sucesor a su hijo Capac Chuare porque había amado mucho a su madre, llamada <strong>Chiqui</strong> Ocllo (Murúa, 1986[1613]: 99). Pero parece que esta <strong>de</strong>cisión, en la explicación <strong>de</strong>l cronista, contra<strong>de</strong>cía la costumbre <strong>de</strong> que el here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l Inca <strong>de</strong>bía ser hijo <strong>de</strong> “... ‘la coya y reina principal, que comúnmente era su hermana ...’. Por eso, cuando ya estaban por coronarlo, ‘... salieron los hermanos <strong>de</strong> Mama Ocllo, mujer legítima <strong>de</strong> Tupa Ynga Yupanqui, <strong>de</strong> través, visto el agravio y sin razón que se hacía a Huayna Capac, su sobrino, que era el que legítimamente heredaba el reino, diciendo que no había <strong>de</strong> consentir tal injusticia, y que lo que hasta allí se había con gran puntualidad guardado por todos los Yngas, en cuando a la sucesión en el reino, se había <strong>de</strong> cumplir ahora, dando el señorío y jurando por rey a su sobrino Huayna Capac, pues era el verda<strong>de</strong>ro señor y sucesor <strong>de</strong> su padre, Tupa Inga Yupanqui, a quien el reino se le <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho y justicia, pues Capac Huare no era hijo <strong>de</strong> coya y reina y que así en cuanto a esto no se había <strong>de</strong> seguir la última voluntad <strong>de</strong> Tupa Inga Yupanqui. Con estas razones tan evi<strong>de</strong>ntes se suspendió la coronación <strong>de</strong> Capac Huare y los que le seguían entibiaron, y más cuando <strong>de</strong> nuevo los tíos <strong>de</strong> Huayna Capac levantaron, o fuese con verdad o mentira, que <strong>Chiqui</strong> Ocllo era hechicera y que con hechizos y veneno había muerto a Tupa Ynga Yupanqui, porque su hijo Capac Huare entrase en el señorío, y así mataron a la <strong>Chiqui</strong> Ocllo, y a su hijo Capac Huare le <strong>de</strong>sterraron <strong>de</strong> común consentimiento a Chinchero, tres leguas <strong>de</strong>l Cuzco, adon<strong>de</strong> le señalaron los alimentos y servicio <strong>de</strong> criados y mujeres y chacaras muy abundamentemente para que allí viviese apartado y no pudiese jamás entrar en el Cuzco.’” (Murúa, 1986[1613]: 101-102). Más a<strong>de</strong>lante, el mismo cronista contaba que Guáscar Inga estaba casado con <strong>Chiqui</strong>llauto, quien por otro nombre se llamaba Mama-varita-cayo (Murúa, 1946 [1590]: 78) (Fig. 9). Estas mujeres tuvieron un nombre y un apodo: Ipaguaco Coya luego se llamó Mamachiqui o Mama <strong>Chiqui</strong>a y su matrimonio selló una alianza entre enemigos; <strong>Chiqui</strong> Ocllo (cuyo nombre anterior a la conjura no conocemos), fue asesinada por sus parientes, acusada <strong>de</strong> haber matado al Inca para que su hijo lo sucediese; y <strong>Chiqui</strong>llauto, llamada Mama-varita-cayo, esposa <strong>de</strong> Huascar tampoco tuvo ni una vida ni una muerte buenas (Fig. 10 y 11). En el ámbito <strong>de</strong>l noroeste argentino don<strong>de</strong> se registró la fiesta <strong>de</strong> El <strong>Chiqui</strong>, en el siglo XVII el hijo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los caciques tocpo, nacido en la época <strong>de</strong> las rebeliones indígenas, era <strong>Chiqui</strong>lpa (Gentile, 1996a: 137); y en 1630, en las ciénagas <strong>de</strong>l río San Juan vivía el cacique Miguel <strong>Chiqui</strong>pay, sucesor en el cargo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los caciques ahorcados durante un alzamiento (Michieli, 2000: 55). Sus vidas transcurrieron entre el peligro y la <strong>de</strong>sgracia; y chiqui, como parte <strong>de</strong> sus nombres, tenía la finalidad <strong>de</strong> señalar esta característica para la Historia.
CHIQUI: ETNOHISTORIA DE UNA CREENCIA ANDINA, NOROESTE ARGENTINO Fig. 9 - La coya Chvqvillanto “comenso a rreynar y murio ... se acauo la uida triste <strong>de</strong>sta señora” (según Guamán Poma, 1980[1613]: 120). Dos loros la acompañan, caminando por el piso <strong>de</strong> la habitación. Fig. 10 - Alfarería incaica. “Mujeres avicultoras <strong>de</strong> talle esbelto sosteniendo loros sobre los <strong>de</strong>dos.” (Dibujo <strong>de</strong> Fátima Hatano según Fernán<strong>de</strong>z Baca, 1989: figura 328) 21