Chiqui - Instituto Francés de Estudios Andinos
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CHIQUI: ETNOHISTORIA DE UNA CREENCIA ANDINA, NOROESTE ARGENTINO<br />
5. 3. Un poco más sobre la música andina<br />
Este es un asunto que rara vez mereció atención en los documentos coloniales o en<br />
los relatos regionales, tal vez porque el concepto <strong>de</strong> “música” era europeo y estaba<br />
asociado al sonido <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados instrumentos que <strong>de</strong>bían hacerlo según ciertas pautas.<br />
El indio Peralta no mencionaba los instrumentos musicales con que se acompañaba<br />
“el canto o vidala <strong>de</strong> los indios” para conjurar “la mala suerte en tiempo <strong>de</strong> seca ú otra<br />
calamidad”, pero una <strong>de</strong> las versiones recogida en la Encuesta <strong>de</strong>cía que en Antinaco<br />
“Danzaban alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l arbol, entonando cánticos y vidalitas, acompañados con<br />
tambores.” (27).<br />
Recor<strong>de</strong>mos también los vasos silbadores y un bastón <strong>de</strong> ritmo preincaicos, todos<br />
con representaciones <strong>de</strong> loros, que sugieren un acompañamiento musical y alguna<br />
relación con estas aves, aunque todavía no sepamos cómo se <strong>de</strong>sarrolló la ceremonia que<br />
acompañaban (Fig. 37, 38, 39, 40).<br />
En el Cusco incaico se realizaban durante el mes <strong>de</strong> octubre procesiones<br />
acompañadas con lamentos para rogar por la lluvia (Guamán Poma, 1980[1613]: 129).<br />
En esta figura no se ven instrumentos musicales, <strong>de</strong> manera que el canto triste y la<br />
rogativa en sí serían los únicos puntos en común con la fiesta <strong>de</strong> El <strong>Chiqui</strong>; pero con<br />
relación a ésta y las <strong>de</strong> Cochabamba y Potosí (don<strong>de</strong> también se rogaba por el agua para<br />
las chacras y se comprometía a los difuntos) se usaban cajas, tal vez para marcar el paso<br />
<strong>de</strong> la marcha e indicar los giros (28).<br />
En el siglo XVII,<br />
“Huacayllicuni. Era inocuar [sic por inuocar] a Dios llorando por agua<br />
cantando <strong>de</strong> noche por las calles vn cantar lloroso. Huacaylli. Era la<br />
inuocación que hazían a Dios por agua lluuia quando no llouia. Huacayllicuy.<br />
La procesión, o qualquiera inuocacion que se haga por agua que assi lo<br />
vsan agora los indios en la falta <strong>de</strong> agua Dios hazedor <strong>de</strong>l hombre danos<br />
tu agua y los tonos son ayau queu, sol, fa, mi, a Nuestra Señora Ayau<br />
hiau parayquicta cachamuy queu queu que mama, Ayaya runay rurak<br />
vnuyquicta cachamuy &c.” (Gonçalez Holguin, 1952[1608]: 167; lo resaltado<br />
es nuestro).<br />
Es <strong>de</strong>cir, se trata <strong>de</strong> una rogativa prehispánica en su nueva versión cristiana en<br />
cuanto a la letra pero ¿habrá continuado la misma música?<br />
Consultamos con Rubén Pérez Bugallo la posibilidad <strong>de</strong> poner música a la vidala<br />
recopilada en 1886 en el Valle Vicioso por el padre Vázquez, pero este etnomusicólogo<br />
nos aseguró que no era posible adaptar ese texto a una especie musical como la <strong>de</strong> la<br />
(27) Tampoco sabemos si los instrumentos musicales que se usaban en ese momento en la<br />
regíon se podían nombrar fuera <strong>de</strong> ciertos contextos, o algo así, porque algunos <strong>de</strong> ellos solamente se<br />
pue<strong>de</strong>n tañer en <strong>de</strong>terminada época <strong>de</strong>l año o bajo ciertas circunstancias, para no <strong>de</strong>s<strong>de</strong>nca<strong>de</strong>nar<br />
tempesta<strong>de</strong>s o atraer el viento, por ejemplo.<br />
(28) En Cochabamba, en 1784, la música que la acompañaba era <strong>de</strong>scrita como “bulla” por los<br />
españoles (Gentile, 1994; 1999c). A la misma ceremonia, en Potosí, la gente iba “... al toque <strong>de</strong> cajas,<br />
con numeroso acompañamiento <strong>de</strong> hombres y mujeres <strong>de</strong> la misma casta. Encien<strong>de</strong>n sus luces y pasan<br />
todo el día y la noche en gran<strong>de</strong>s lamentaciones ..., y a medida que los doloridos van aumentando su<br />
embriaguez crece el exceso <strong>de</strong> los alaridos ... .” (Cañete y Dominguez, 1952[1791]: 298-299).<br />
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