VIII Dossier - ¿Qué tal Karl, qué te trae por mi humil<strong>de</strong> <strong>de</strong>spacho? - Querido Harald, déjate <strong>de</strong> formalismos. Vengo a verte como compañero. Tengo un problema y vengo a pedirte el sabio consejo <strong>de</strong>l compañero, <strong>de</strong>cano y amigo. Ante un intrigado interlocutor, Karl <strong>de</strong>sgranó la esencia <strong>de</strong> su problema. En <strong>de</strong>finitiva no sabía si <strong>de</strong>bía o no hacerse cargo <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>fensa y <strong>de</strong> las consecuencias que ello acarrearía, tanto para él como para su familia. El Decano encendió su pipa y se arrellanó en su sillón mientras escuchaba atento las explicaciones <strong>de</strong> su compañero. Una vez terminada la <strong>de</strong>licada exposición, el silencio se adueñó <strong>de</strong> la estancia y el Decano, inspirando fuertemente, llenó sus pulmones <strong>de</strong> humo <strong>de</strong> tabaco, para exhalar pausadamente su contenido, mientras miraba fijamente a su compañero. - Querido amigo. Estamos ante un problema <strong>de</strong> raíz, que afecta al sentido <strong>de</strong> nuestra profesión misma. Ya te prevengo que soy parte interesada en esta cuestión, ya que si los acusados tienen problemas para encontrar <strong>de</strong>fensa letrada, habré <strong>de</strong> buscarle yo mismo un compañero que se la proporcione, y sabrás que no será tarea fácil, tal y como están hoy las cosas. Pero voy a huir <strong>de</strong> todo interés y te daré mi punto <strong>de</strong> vista al respecto. Es cierto que somos abogados y que tenemos la libertad <strong>de</strong> elegir nuestros clientes y las causas que queremos <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r. Es cierto que nuestra conciencia pue<strong>de</strong> dictarnos los asuntos que po<strong>de</strong>mos o no llevar, pero también te digo que los abogados formamos parte <strong>de</strong>l engranaje <strong>de</strong> la Justicia y que sin nuestra presencia nada <strong>de</strong> esto tendría sentido. El ciudadano se sentiría ante una maquinaria automatizada que se limitaría a imponer sanciones y regular comportamientos. Pero el ser humano busca humanidad y el abogado humaniza la Justicia, llevando interpretaciones <strong>de</strong> las leyes hasta extremos insospechados, favoreciendo la humanización <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong> la ley. En nuestro caso, querido amigo, se trata <strong>de</strong> un dilema. Conocemos <strong>de</strong> sobra los problemas por los que hemos pasado estos últimos <strong>años</strong>. Somos conscientes, pues así lo hemos discutido muchas veces, que los Jueces, y Su Señoría a la cabeza, aplicaron a rajatabla un sistema legal que era injusto, y no se <strong>de</strong>tuvieron a consi<strong>de</strong>rar la maldad <strong>de</strong>l mismo, sino que aplicaron el viejo adagio latino “dura lex, sed lex”, o lo que tantas veces hemos escuchado en estos <strong>años</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la judicatura: “Befehl ist Befehl”, ór<strong>de</strong>nes son ór<strong>de</strong>nes. Los jueces no repararon a distinguir la diferencia entre Derecho y Justicia y se limitaron a ser unos meros agentes aplicadores <strong>de</strong> un Derecho injusto y represor, soslayando toda traza <strong>de</strong> Justicia que pudiera existir. Pero los abogados hemos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar que no solo la aplicación <strong>de</strong>l Derecho justifica nuestra existencia, sino que hemos <strong>de</strong> trabajar por la Justicia misma. Hace unos <strong>años</strong>, en Ginebra asistí a un congreso <strong>de</strong> abogados y tuve una interesante conversación con un compañero uruguayo, Sr. Couture, y me impresionó una frase que comentaba al hilo <strong>de</strong> esta cuestión: “Si el Derecho se contrapone con la Justicia, inclínate siempre por la Justicia”. Esta frase se la repito a los nuevos compañeros que ingresan en nuestra profesión, porque tras lo visto en estos <strong>años</strong>, es necesario tenerla muy presente. ¿Tienes dudas <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a Su Señoría? ¿Por qué? ¿Porque sabes que fue un juez injusto? Defen<strong>de</strong>r a un injusto no nos hace peores abogados, lo que nos hace peores abogados es permitir la injusticia. Su Señoría, como cualquier penado tiene <strong>de</strong>recho a la mejor <strong>de</strong>fensa posible, y si tu se la pue<strong>de</strong>s proporcionar, es <strong>de</strong> Justicia que la tenga, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los hechos que haya cometido. La Justicia la <strong>de</strong>ben aplicar los jueces, nosotros invocamos el <strong>de</strong>recho y su aplicación justa a cada caso. Tras un buen rato <strong>de</strong> conversación, el Decano <strong>de</strong>spidió a su amigo viéndolo marchar esperando haberle ayudado en una <strong>de</strong>cisión que solamente él podía tomar. Karl paseó por las calles tranquilamente, apurando un cigarrillo mientras su cabeza daba vueltas en torno a lo que le había comentado el Decano. Por las calles las ruinas fruto <strong>de</strong> los bombar<strong>de</strong>os <strong>de</strong>l otrora esplendoroso Berlín daban una impresión fantasmagórica. Sin <strong>de</strong>sviarse Karl llegó a su <strong>de</strong>spacho, se encerró en el mismo y mientras contemplaba por la ventana el trasiego <strong>de</strong> vehículos militares apuró la comida fría que le había preparado Úrsula. La única <strong>de</strong>fensa posible y que imaginaba pretendía que se aplicase por parte <strong>de</strong> Su Señoría, dadas sus conversaciones durante todos estos <strong>años</strong>, era una <strong>de</strong>fensa legal que esencialmente estableciera que el imputado estaba solamente siguiendo ór<strong>de</strong>nes, en una especie <strong>de</strong> obediencia <strong>de</strong>bida a la Ley que tienen los jueces, por lo que no serían responsables <strong>de</strong> tales <strong>de</strong>litos. Sabía que tras la Gran Guerra dicha eximente había sido utilizada como argumento legal con notable éxito. Habría que transfundirla ahora al ámbito judicial alemán. Al comienzo <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, su <strong>de</strong>spacho comenzó a recuperar la normalidad. Cuando llegó su Secretaria, Karl la llamó al <strong>de</strong>spacho y le dictó las tareas para la tar<strong>de</strong> mientras seguía mirando por los gran<strong>de</strong>s ventanales y dictando notas al eficiente Jürgen. - Úrsula, por favor, por este or<strong>de</strong>n, necesito me consiga conferencia con mi esposa, me pida cita para ver mañana por la mañana al Secretario <strong>de</strong>l Juzgado Central <strong>de</strong> Berlín núm. 9, Her Hrubresh, y quiero que luego venga con nosotros para preparar una serie <strong>de</strong> material que vamos a necesitar… ¡Ah! Y consígame, por favor, dos billetes <strong>de</strong> tren para Jürgen y para mí, solo ida, para la semana que viene, <strong>de</strong>stino Nuremberg. Eso es todo. A trabajar. Una sonrisa se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> su secretaria cuando abandonaba el <strong>de</strong>spacho. Cuando veía brillar los ojos <strong>de</strong> su jefe <strong>de</strong> esa manera, sabía que algo importante se estaba preparando. Se avecinaban duros días <strong>de</strong> trabajo. Enero - Marzo 2010
Santiago Machuca Rodríguez Carta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Temuco Premio patrocinado por: