11.05.2013 Views

Reconocimiento a 50 y 25 años de Abogacía - LA TOGA

Reconocimiento a 50 y 25 años de Abogacía - LA TOGA

Reconocimiento a 50 y 25 años de Abogacía - LA TOGA

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

XIV<br />

Dossier<br />

ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> pelícanos, en el castillo <strong>de</strong> Valdivia con los cañones <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, en<br />

Puerto Mont, y en la isla <strong>de</strong> Chiloé, don<strong>de</strong> compré lapislázuli.<br />

¿Sigues leyendo? Espero que no hayas tirado la carta a la basura. Te agra<strong>de</strong>zco que me ingresaras<br />

dinero, tenía la tarjeta <strong>de</strong>l peculio sin fondos y quería comprar libretas y acuarelas en el economato, por<br />

si me dan ganas <strong>de</strong> pintar, llevo muchos días sin dibujar. Dicen que en la cárcel hay merca<strong>de</strong>o, y que con<br />

dinero se pue<strong>de</strong> comprar <strong>de</strong> todo. No lo sé, nunca me han gustado los paraísos artificiales, aunque ahora<br />

necesito pastillas para po<strong>de</strong>r dormir.<br />

Al <strong>de</strong> Algámitas le han <strong>de</strong>negado la aplicación <strong>de</strong>l artículo 196 <strong>de</strong>l Reglamento. Había pedido la<br />

libertad condicional por tener un cáncer <strong>de</strong> próstata. Cuando volvió <strong>de</strong>l locutorio con la resolución <strong>de</strong>l<br />

Juzgado <strong>de</strong> Vigilancia Penitenciaria, se echó en la cama y rompió a llorar como un niño.<br />

No quiero discutir, pero me pareció injusto que en un primer momento dijeras que siempre podía contar<br />

con tu apoyo, que te parecía bien que no incriminase a mi hermano, y sin embargo <strong>de</strong>spués, cuando ya<br />

había sido con<strong>de</strong>nado, me insultaras diciendo que era un egoísta, que no había tenido escrúpulos para<br />

amargar la vida <strong>de</strong> nuestros niños. Fue un golpe muy duro cuando me enteré por mi madre <strong>de</strong> lo que le<br />

había pasado a mi hermano. No te he contado que pocos días antes había venido a visitarme. Nos vimos<br />

a través <strong>de</strong> un cristal, me pidió perdón y me dijo que me quería. Decía que no podía pensar en otra cosa,<br />

que la vida había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> tener sentido. ¡Cómo iba a imaginar que estaba hablando en serio! Los dos<br />

lloramos a través <strong>de</strong>l cristal. Ahora que mi hermano se ha ido, me queda como patrimonio personal el<br />

no haberle traicionado. Seguro que cuando nuestros hijos sean mayores lo enten<strong>de</strong>rán. Era mi hermano.<br />

No sabes lo difícil que es superar su muerte alejado <strong>de</strong> toda mi familia, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> extr<strong>años</strong> que no lo<br />

conocieron, aguantando en soledad en este lugar que no permite el <strong>de</strong>scanso, sin po<strong>de</strong>r consolar a mi<br />

madre, sin tan siquiera haber podido asistir al funeral, <strong>de</strong>strozado. Des<strong>de</strong> luego, si con la <strong>de</strong>sgracia se<br />

apren<strong>de</strong>, me voy a convertir en toda una eminencia.<br />

A medida que voy cumpliendo con<strong>de</strong>na me encuentro un poco más sereno, más acostumbrado a<br />

la rutina <strong>de</strong> estos muchachos llenos <strong>de</strong> tatuajes que no saben reprimir los ataques violentos <strong>de</strong> ira. Son<br />

personas que en la mayoría <strong>de</strong> los casos no tuvieron ninguna oportunidad. Algunos tienen gravemente<br />

alteradas sus capacida<strong>de</strong>s intelectivas y volitivas. En las horas <strong>de</strong>l comedor, venía observando a un<br />

hombre <strong>de</strong> Córdoba que se sentaba en un rincón y escribía afanosamente. Me enteré <strong>de</strong> que había sido<br />

con<strong>de</strong>nado por abusar <strong>de</strong> menores en un poli<strong>de</strong>portivo. Es un hombre medio calvo, sus ojos pequeños, sus<br />

cejas pobladas y sus dientes separados le dan un aspecto repulsivo. Me atreví a preguntarle si le gustaba<br />

escribir. Contestó tartamu<strong>de</strong>ando. Me enseñó su libreta muy orgulloso, con una sonrisa <strong>de</strong> bobo. Me di<br />

cuenta, horrorizado, que se limitaba a copiar con letra muy infantil párrafos literales <strong>de</strong>l evangelio, y repetía<br />

sin cesar, como si fuese un ejercicio <strong>de</strong> caligrafía, su nombre y sus apellidos.<br />

La semana pasada me cambiaron <strong>de</strong> <strong>de</strong>stino. Ahora estoy <strong>de</strong> jardinero, como ayudante <strong>de</strong> un<br />

nigeriano al que todos llaman Finidi, no sé cuál será su verda<strong>de</strong>ro nombre. Es un hombre muy religioso, reza<br />

cinco veces al día postrado en el suelo. Conmigo es extremadamente atento, siempre carga los sacos más<br />

pesados. Poda con enorme maestría los rosales y las zarzas. Su único miedo es que sustituyan su con<strong>de</strong>na<br />

por una or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> expulsión. En los <strong>de</strong>scansos, le comento que voy a diseñarle una casa para construirla<br />

en Nigeria, en la sabana <strong>de</strong> acacias <strong>de</strong>l Sahel. Él dice que prefiere Madrid, le encantan los centros<br />

comerciales, sobre todo la sección <strong>de</strong> electrodomésticos. Por la tar<strong>de</strong>, me <strong>de</strong>dico a encua<strong>de</strong>rnar los libros<br />

<strong>de</strong>svencijados <strong>de</strong> la biblioteca <strong>de</strong> la prisión. Me sigue dando miedo <strong>de</strong>l momento <strong>de</strong> la ducha colectiva,<br />

en los vestuarios la vigilancia es menor y se originan muchas peleas. A<strong>de</strong>más, al quitarme las gafas apenas<br />

veo. Hace un mes, uno <strong>de</strong> los internos me puso una zancadilla y caí al suelo, me quitó mis gafas y las tiró<br />

al váter. Sin po<strong>de</strong>r levantarme conseguí, <strong>de</strong>snudo, gatear hasta el váter y tanteando en las aguas fecales,<br />

encontré las gafas. Todos se rieron escandalosamente viéndome tan humillado. A veces, el ser humano<br />

consigue ser absolutamente <strong>de</strong>spreciable. No me atreví a llamar a ningún funcionario.<br />

Este edificio fue construido con el único propósito <strong>de</strong> albergar a más <strong>de</strong> novecientos presos y que<br />

ninguno pudiera escaparse. Nadie se preocupó <strong>de</strong> que fuera un espacio habitable, como si no resultara<br />

suficiente con estar privado <strong>de</strong> libertad. Te parecerá una tontería, pero <strong>de</strong>berían poner los barrotes <strong>de</strong><br />

las ventanas en sentido horizontal, cumplirían la misma función <strong>de</strong> seguridad y no impedirían las vistas. No<br />

comprendo como un edificio que está en medio <strong>de</strong>l campo no tiene ningún ventanal al horizonte <strong>de</strong> olivos.<br />

Estoy convencido que en un edificio más agradable se disminuiría el nivel <strong>de</strong> tensión y <strong>de</strong> conflictos. El<br />

mobiliario es tan vulgar y <strong>de</strong>spersonalizado que muy pocos internos son cuidadosos en su uso. No sé, quizá<br />

no te importe nada como nos encontramos los reclusos <strong>de</strong> este centro.<br />

Enero - Marzo 2010

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!