Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Cristo, yo hice una promesa también. Prometí obedecerle y<br />
evangelizar a mi pueblo. ¡Pase lo que pase! ¡Y usted sabe como<br />
somos nosotros los olvideños, tan burros con nuestros votos!<br />
—¿Fue un voto de obedecer a Cristo, o de matarte?<br />
Una vez más en su taxi, Dimas se sentó unos momentos sin<br />
arrancarlo. Carmen no dijo nada. El oraba. Luego levantó la<br />
cabeza y anunció:<br />
—Vamos a decirle al misionero don Miguel que iremos a<br />
El Olvidado. Quizás. . .<br />
—Pero la misión no va a trabajar en la manera que tú<br />
quieres—respondió Carmen, y continuó mientras Dimas<br />
callaba—: Es triste la vida en El Olvidado. Yo prometí no<br />
regresar.<br />
—Yo también —repuso Dimas.<br />
—Los niños van a aguantar hambre. No hay verduras. El<br />
agua tiene bichos. No hay luz eléctrica. Los dientes se pudren.<br />
—Pues no dejes que los niños chupen caña.<br />
—Y Samuelito está tan pálido. Va a cumplir seis años. Me<br />
preocupo más por el. Los otros niños están más gordos; tienen<br />
buena salud. Pero en El Olvidado. . . ¿Quién sabe?<br />
—Dios lo sabe todo, Carmencita.<br />
—¿Y este carro? No hay carreteras en El Olvidado. Sólo<br />
hasta Paniagua.<br />
—Sin doble tracción no llegará ni si quiera a Paniagua.<br />
—¡Nos hemos sacrificado tanto para comprarlo! ¿No<br />
puedes llevarlo?<br />
—No. Pero ayer un señor me ofreció mil quinientos.<br />
Aunque vale tres mil.<br />
14<br />
—¡Dimas!<br />
¿Dónde estás?—¡Era su papá!<br />
—No te metas, compadre—responde la voz de Cálix, que<br />
estaba escondido en la maleza.<br />
—Pero Dimas es mi hijo. . .<br />
—No tengo pleito contigo, Pablo. Sólo con evangelistas.<br />
—Ahora yo también soy creyente. Dimas, ¿Dónde estás?<br />
—Aquí estoy. Adentro.<br />
Su padre entra.<br />
—¿Qué te pasa, Dimas?<br />
—Solo estoy corto de aliento por la carrera.<br />
Pablo agarra el rifle y se para en la puerta.<br />
—Si matas a Dimas, tendrás que matarme a mí primero.<br />
—Hoy mato a un evangelista, sea quien sea. No me<br />
importa.<br />
—Cálix, tú eres un burro sinvergüenza.<br />
Cálix dispara hacia la casa. Pablo se esconde adentro.<br />
Dimas se levanta rápidamente. Empuja a su papá a un lado y<br />
sale corriendo. Cálix dispara otra vez, de balde. Dimas se<br />
esconde cerca de ellos entre la maleza. Respira con dificultad.<br />
Puede ver a Cálix escondiéndose. Pero ha dejado el rifle con su<br />
papá en la casa.<br />
Todavía discuten la sesión en la iglesia. A don Tino no le<br />
ha gustado la crítica exagerada. Se pone de pie.<br />
—Hermanos, fui a El Olvidado para la boda de Luis y<br />
167