Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—¿Es cierto que tienen cultos protestantes aquí?<br />
María respondió:<br />
-Solo es mi hijo, Padre. El es evangélico.<br />
El cura ordenó:<br />
—Les prohíbo en el nombre del Dios Todopoderoso que<br />
tengan más cultos protestantes.<br />
Dimas se levantó ante el cura. Se miraban cara a cara. El<br />
jesuita extranjero y el humilde campesino.<br />
—Señor cura. Voy a celebrar culto a las siete de la noche.<br />
Lo invito a escuchar el evangelio de Jesucristo.<br />
—No tienes tú autoridad para celebrar cultos—. Entonces<br />
el cura se dirigió a la madre de Dimas:<br />
—Te espero hoy. Que llegues para confesarte.<br />
—Sí, padre, voy a llegar.<br />
El cura se retiró. María se puso su chalina y salió tras él.<br />
Pablo golpeó la mesa.<br />
—Yo mando en mi casa. ¡Nadie me prohíbe en mi propio<br />
hogar!—Dio otro golpe en la mesa, derramando el café.<br />
—Dimas, yo no quiero más problemas en mi casa. A <strong>tu</strong><br />
mamá le molesta <strong>tu</strong> religión. Mira. <strong>Tú</strong> eres mi hijo. Siempre<br />
podes vivir en mi casa. Pero <strong>tu</strong> religión no. Déjala afuera de la<br />
casa.<br />
—Si entro en casa, mi fe entra conmigo. Mi fe es Cristo. El<br />
siempre queda conmigo. Cristo es mi compañero inseparable.<br />
—¡Entonces los dos pueden quedarse afuera de mi casa!—<br />
gritó Pablo señalando la puerta.<br />
144<br />
Mateo metió la mano en un rincón de la carreta. Sacó una<br />
botella.<br />
—¡Ja! ¡Los santos me bendijeron! Me queda el frasco<br />
precioso sin quebrarse.<br />
—No tomes más, Mateo—lo regañó Dimas—Bebiste<br />
suficiente anoche. Por la manera que peleaste en el baile es un<br />
milagro que no te mataran.<br />
—¡Ja!—se burló Marcos—. No mataran a mi hermano<br />
peleando. Lo matará primero la botella.<br />
—¿Y tú?—respondió Mateo destapándola—. ¿No tienes<br />
vicios? ¿Cuanto perdiste anoche apostando a los gallos?<br />
—Y tú—gritó Marcos—perdiste <strong>tu</strong> dinero también. ¡Te<br />
embolaste mucho anteanoche! Aquel padre protestante te sacó<br />
<strong>tu</strong> dinero para su gran limosna. ¡El vive bien por los borrachos!<br />
Dimas les preguntó:<br />
37