12.05.2013 Views

Tú y tu Casa y tu Casa - Paul-Timothy

Tú y tu Casa y tu Casa - Paul-Timothy

Tú y tu Casa y tu Casa - Paul-Timothy

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

y el coro. Ella es más nueva que estos hermanos que no<br />

bautizas.<br />

—Pero ella. . .—Luis se sonrojo—. Quizás le he dado un<br />

poco de preferencia.<br />

—Bueno—dijo Dimas—; si amaras a los demás aunque<br />

fuera la mitad de lo que la amas a ella, <strong>tu</strong> iglesia duplicaría su<br />

membresía cada semana.<br />

Luis se sonrojo más.<br />

Dimas siguió:<br />

—¿Cuándo vas a bautizar a estos hermanos?<br />

—Hoy en el culto voy a tratar el asunto.<br />

Aquella noche Luis trajo un documento de muchas páginas.<br />

—Es la consti<strong>tu</strong>ción de la iglesia. La escribí para ustedes.<br />

La aprobaron el mes pasado. Voy a leer los artículos acerca del<br />

bautismo—. Le costó mucho tiempo hallar el artículo. Leyó: —<br />

Artículo setenta y dos. Sección j. Párrafo número veintitrés:<br />

"Requisitos para el Sagrado Bautismo. Número uno. . ." —<br />

Siguió leyendo unos diez minutos. Leyó una lista de los<br />

pecados que uno tiene que dejar. Entonces leyó el Requisito<br />

número dos. ¡Otros diez minutos! Este contenía lo que un<br />

candidato tenía que aprender primero para bautizarse. Entonces<br />

empezó a leer el Requisito número tres.<br />

Dimas susurró a Carmen:<br />

—Es demasiado. ¡Yo nunca me habría bautizado! Si<br />

hubiera tenido que cumplir con todo esto me habría<br />

desanimado antes—. Carmen no respondió. Estaba dormida.<br />

Después de predicar, Luis hizo una invitación. Una anciana<br />

pasó adelante para aceptar a Cristo. Dimas la reconoció. Era la<br />

señora de la pipa que gritaba "aleluya" en los cultos. Había<br />

154<br />

—No entiendo.<br />

—Es la lucha de la iglesia donde quiera que se rompa<br />

nueva tierra, hermanito. <strong>Tú</strong> y <strong>tu</strong> casa van a sentir el dolor.<br />

Aquella noche el pastor don Tino preguntó por las<br />

peticiones de oración. Dimas les participó su plan para El<br />

Olvidado. Escuchaban sin mucho interés. El tesorero regañaba<br />

a Lamelatas, que se rascaba detrás del púlpito. Samuelito<br />

lloraba en los brazos de Carmen. Luis bostezaba. Dimas se<br />

sentía afligido; apenas podía hablar. Les rogó:<br />

—No puedo ir a menos que ustedes me envíen. Quiero<br />

comenzar la obra de El Olvidado en Dos Rocas.<br />

Pepe se despertó.<br />

—¿Dos Rocas?<br />

—Sí—dijo Dimas—. Es el pueblo más grande y ahí vive<br />

mi cuñado Roberto. Pepe se puso de pie.<br />

27

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!