Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Dimas estaba escribiendo cuando llegó Marcos, que contó<br />
con tristeza:<br />
—Las cosas no van bien en Jocal. Un predicador vino y<br />
anda visitando a los hermanos. Dice que nuestra doctrina es<br />
mala. El tiene una lista de cosas que tenemos que hacer si<br />
somos cristianos verdaderos. No cree que seamos salvos.<br />
—¿Ha convencido a alguien?<br />
—Varios. Hasta Mateo.<br />
—¡Ay, no!<br />
—Dividió la iglesia. Ahora Mateo está orgulloso porque<br />
sigue esa lista de reglas. Dice que los demás no tenemos el<br />
Espíri<strong>tu</strong>.<br />
—¿Por qué no van a las aldeas donde no hay iglesias, para<br />
evangelizar?<br />
—Les gusta más robar ovejas ajenas. Pero vine para<br />
prevenirte. Van a venir aquí también. Dicen que van a<br />
pastorear todas las iglesias donde faltan pastores preparados.<br />
—Ezequiel me enseñó que los lobos llegarían. Ojalá que no<br />
vayan a todas las nuevas iglesias. Hay siete ahora. Y pronto<br />
habrá más.<br />
—Hermano ¿puedes ir conmigo para platicar con Mateo y<br />
los otros descarriados?<br />
Dimas pasó unos días en Jocal. Mateo se reconcilió pero no<br />
volvió a servir más como pastor. Otros volvieron al mundo.<br />
Cuando Dimas regresó a casa encontró a Carmen llorando<br />
amargamente. Tenía el vestido roto y el pelo alborotado. La<br />
mesa estaba volcada. Le salía sangre de unos golpes en la cara.<br />
—¿Qué pasó?<br />
162<br />
mirada agria:<br />
—Por supuesto. . .<br />
Don Miguel seguía mirando su reloj. Dimas pensaba: "¿Por<br />
qué el norteamericano está tan aficionado al reloj? Parece encadenado<br />
a su horario."<br />
Luis dejó de tararear el himno.<br />
—Hermanito, permítame un consejito. Yo sugiero que lo<br />
piensen bien. Las cosas hechas a la carrera nunca salen bien.<br />
Oren primero. Sí, oren. Entonces, si todavía siente que Dios lo<br />
está llamando, puede inscribirse en el Seminario Teológico.<br />
Don Miguel tomó el mismo hilo.<br />
—¡Sí! Lea este catalogo del Seminario. Explica el curso de<br />
tres años. Mire las materias ofrecidas: Hamartología,<br />
Soteriología, Escatología, Hermenéutica, Homilética, y<br />
Psicología. Llévelo. ¡Todo lo que le falta!<br />
—Una cosa mas, añadió Luis, debe orar mucho acerca de<br />
estas cosas antes, para adivinar la. . .<br />
—Yo he orado, Luis—le interrumpió Dimas—. La decisión<br />
está hecha. Me voy a El Olvidado.<br />
Al caminar hacia el carro Dimas rompió el catalogo en dos.<br />
¡Nunca lo admitirían en el Seminario! Sólo había llegado hasta<br />
el segundo grado de la primaria. Carmen lo regañó:<br />
—¡Dimas! ¡No lo botes aquí! ¡Dámelo!<br />
Se encontraron otra vez en el carro.<br />
—No te desanimes tanto, Dimas—dijo Carmen al fin. Pero<br />
lloraba.<br />
—Voy a la librería para hablar con el hermano Ezequiel—<br />
dijo Dimas—. El siempre me da consejos sabios.<br />
19