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Tú y tu Casa y tu Casa - Paul-Timothy

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7. El tercer error es que no cultivaron las plantas en su propia<br />

tierra sino en suelo ajeno. Tomaron decisiones en un ambiente<br />

extraño, separados de su familia y amigos. Así uno rara vez<br />

nace de nuevo. ¿Por qué?<br />

8. El cuarto error es que no cultivaron en amor a los que<br />

buscaban a Cristo. Es necesario visitarlos y abrazarlos con<br />

amor cristiano. ¿Por qué?<br />

9. Un anciano débil ganó a la gente para Cristo cuando los<br />

otros no pudieron. ¿Qué hizo Ezequiel para ganar a sus<br />

amigos?<br />

10. ¿Por qué no se debe poner a un joven sin experiencia, como<br />

Pepe, a predicar en público?<br />

11. Cuatro nuevos creyentes fueron para bautizarse. Luis dudó<br />

que fueran sinceros. Por dicho que Luis no había ido a sus bautismos.<br />

Sus dudas habrían podido desanimarlos. ¿Por qué?<br />

12. Asistir a los bautismos anima a la gente incrédula para<br />

arrepentirse. El bautismo expresa algo que las palabras solas no<br />

comunican. ¿En que consiste este efecto?<br />

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y todo. ¿Quiere hacerlo?<br />

—Claro que sí. ¿Pero por qué no me explicó todo esto<br />

antes?<br />

—Lo prediqué, pero. . . . Olvidemos eso. Si quiere, puede<br />

recibir a Cristo ahora mismo. Podemos orar y pedir a Dios que<br />

lo salve. Entonces puede bautizarse para confirmar su<br />

arrepentimiento y fe.<br />

—Vamos, pues.<br />

—Para principiar yo diré las palabras. Puede repetirlas,<br />

después de mí.<br />

Dimas pidió perdón y salvación por su suegro. Ar<strong>tu</strong>ro<br />

repitió las palabras. Luego dijo:<br />

—Me siento bastante aliviado por el rezo—. Tomó una<br />

botella de aguardiente en la mano y la tiró afuera. Se quebró<br />

contra una piedra. Lamelatas la olió y se retiró de ella ladrando.<br />

—¡Su perro también es evangélico!—se rió Ar<strong>tu</strong>ro—.<br />

Ahora vamos a hablarle a Roberto acerca de Cristo. El lo<br />

necesita también. ¡El siempre peca igual que yo!<br />

Dimas comprendió que la gracia de Dios era<br />

sobreabundante para salvar a todos. Supo en su corazón que iba<br />

a ganar a Roberto para Cristo. Sintió libertad para servir a<br />

Cristo sin temor.<br />

Unos días después, Dimas regresaba tarde a su casa. Lo<br />

había atrasado un aguacero. Los vecinos lo miraron pero no<br />

hablaron. Dimas se preguntó: "¿Qué ha sucedido?" Llegando a<br />

casa oyó a Carmen llorando. Una vecina salió de la casa sin<br />

hablarle. Los niños estaban pálidos con miedo. Una sábana<br />

cubría un cuerpo pequeño en la mesa. Dimas lo descubrió.<br />

¡Samuelito!<br />

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