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7. El tercer error es que no cultivaron las plantas en su propia<br />
tierra sino en suelo ajeno. Tomaron decisiones en un ambiente<br />
extraño, separados de su familia y amigos. Así uno rara vez<br />
nace de nuevo. ¿Por qué?<br />
8. El cuarto error es que no cultivaron en amor a los que<br />
buscaban a Cristo. Es necesario visitarlos y abrazarlos con<br />
amor cristiano. ¿Por qué?<br />
9. Un anciano débil ganó a la gente para Cristo cuando los<br />
otros no pudieron. ¿Qué hizo Ezequiel para ganar a sus<br />
amigos?<br />
10. ¿Por qué no se debe poner a un joven sin experiencia, como<br />
Pepe, a predicar en público?<br />
11. Cuatro nuevos creyentes fueron para bautizarse. Luis dudó<br />
que fueran sinceros. Por dicho que Luis no había ido a sus bautismos.<br />
Sus dudas habrían podido desanimarlos. ¿Por qué?<br />
12. Asistir a los bautismos anima a la gente incrédula para<br />
arrepentirse. El bautismo expresa algo que las palabras solas no<br />
comunican. ¿En que consiste este efecto?<br />
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y todo. ¿Quiere hacerlo?<br />
—Claro que sí. ¿Pero por qué no me explicó todo esto<br />
antes?<br />
—Lo prediqué, pero. . . . Olvidemos eso. Si quiere, puede<br />
recibir a Cristo ahora mismo. Podemos orar y pedir a Dios que<br />
lo salve. Entonces puede bautizarse para confirmar su<br />
arrepentimiento y fe.<br />
—Vamos, pues.<br />
—Para principiar yo diré las palabras. Puede repetirlas,<br />
después de mí.<br />
Dimas pidió perdón y salvación por su suegro. Ar<strong>tu</strong>ro<br />
repitió las palabras. Luego dijo:<br />
—Me siento bastante aliviado por el rezo—. Tomó una<br />
botella de aguardiente en la mano y la tiró afuera. Se quebró<br />
contra una piedra. Lamelatas la olió y se retiró de ella ladrando.<br />
—¡Su perro también es evangélico!—se rió Ar<strong>tu</strong>ro—.<br />
Ahora vamos a hablarle a Roberto acerca de Cristo. El lo<br />
necesita también. ¡El siempre peca igual que yo!<br />
Dimas comprendió que la gracia de Dios era<br />
sobreabundante para salvar a todos. Supo en su corazón que iba<br />
a ganar a Roberto para Cristo. Sintió libertad para servir a<br />
Cristo sin temor.<br />
Unos días después, Dimas regresaba tarde a su casa. Lo<br />
había atrasado un aguacero. Los vecinos lo miraron pero no<br />
hablaron. Dimas se preguntó: "¿Qué ha sucedido?" Llegando a<br />
casa oyó a Carmen llorando. Una vecina salió de la casa sin<br />
hablarle. Los niños estaban pálidos con miedo. Una sábana<br />
cubría un cuerpo pequeño en la mesa. Dimas lo descubrió.<br />
¡Samuelito!<br />
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