Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—Yo he tenido la misma idea, que Dos Rocas necesita una<br />
obra evangélica. Dimas tiene razón.<br />
El tesorero se paró.<br />
—Yo, de mi parte, pues, estoy de acuerdo en que El<br />
Olvidado necesita el evangelio. Ahí vive la gente más mala de<br />
Honduras. Pero nuestra pequeña iglesia aquí tiene su propia<br />
lucha. No puede evangelizar en toda Honduras. Es la Misión la<br />
que debe abrir nuevos campos. La Misión tiene enlace con las<br />
iglesias norteamericanas y todo eso. Pues la Misión tiene esa<br />
tarea.<br />
Luis dejó de tararear el himno y se levantó.<br />
—Yo, como obrero de la Misión, puedo contestar esto. Ya<br />
tenemos bastantes problemas aquí. No estoy quejándome de mi<br />
pequeño sueldo de la Misión. Pero apenas puedo seguir con<br />
nuestra nueva iglesia por el río. El tejado de la casa se está<br />
cayendo. Hay mucho que hacer en nuestra ciudad. La Misión<br />
no debe comenzar un nuevo campo en El Olvidado.<br />
Una anciana diaconisa se paró.<br />
—Hermano, Dimas, yo te conocí hace muchos años. Desde<br />
niño eras débil de los pulmones. ¡Cuantas veces he orado por ti<br />
cuando respirabas con dificultad! El aire de El Olvidado no es<br />
saludable para ti. Viniste a la ciudad para tratarte en el hospital<br />
por <strong>tu</strong>s pulmones. Muchos niños mueren en El Olvidado por el<br />
aire. El aire de las montañas es malo. No sé si debes regresar<br />
allá hermanito.<br />
El pastor habló:<br />
—Bueno, debemos seguir con el culto. Ya hemos platicado<br />
bastante del problema de Dimas. Nuestra iglesia no puede<br />
hacer nada en otro distrito por ahora. Tendremos que<br />
establecemos aquí primero, como una base sólida.<br />
28<br />
que sucia esta!<br />
—Le pagamos a un hermano para limpiarla. A veces se le<br />
olvida.<br />
—¿Le pagan por esto? ¿No lo hacen las diaconisas?<br />
—Ya no. Nadie tiene amor para la obra de Cristo.<br />
Dimas movió la cabeza.<br />
—¿Qué vas a creer? ¡Pero ojalá que alguien sacuda el<br />
polvo antes de <strong>tu</strong> boda!<br />
Empezó la escuela dominical. Algunos maestros no<br />
llegaron. Luis regañó a los fieles por esto. Dos hermanos<br />
llamaron a Dimas afuera. Le pidieron:<br />
—Hermano, hace tiempo seguimos a Cristo. Queremos<br />
bautizarnos. ¿Puede usted bautizarnos?<br />
—Pero Luis es su pastor.<br />
—Pero el nunca se va a convencer de que tenemos<br />
suficiente preparación.<br />
—Hablaré con él.<br />
Más tarde Luis informó a Dimas:<br />
—Ellos no tienen suficiente preparación para el bautismo.<br />
—¿Por qué no?<br />
—Bueno, al bautizarse, tendrán voz y voto y todo.<br />
Buscaran puestos de responsabilidad.<br />
—¿Pero no es bueno esto?<br />
—<strong>Tú</strong> pones a los nuevos creyentes a trabajar. Pero no creo<br />
en esto.<br />
—Vaya, tú pusiste a Eugenia a dirigir la escuela dominical<br />
153