mi reino se extendera

y comida a los miembros de la Iglesia
en Europa inmediatamente después
de la Segunda Guerra Mundial.
El comunismo y la orden unida
Durante la década de 1930, el comunismo
atrajo una atención cada vez mayor.
Algunos miembros de la Iglesia pensaban
que el comunismo conduciría a la
restauración de la ley de consagración y
la orden unida. El 3 de julio de 1936, la
Primera Presidencia hizo una declaración
importante, afirmando que esto
no era verdad:
A los miembros de nuestra Iglesia
decimos; El comunismo no es la
orden unida, y su semejanza a ella
es de lo más superficial; el comunismo
está basado en la fuerza y la
intolerancia, la orden unida sobre el
amor y la libertad de conciencia y de
acción; el comunismo implica despojar
y confiscar por la fuerza; la orden
unida implica una consagración y
sacrificio voluntarios.
Los comunistas no pueden establecer
la orden unida, ni el comunismo
nos conducirá a ella. El Señor la
establecerá en su propio y debido
tiempo, y de acuerdo con el orden
de la Iglesia.
Además, un informe universal que no
se puede contradecir ni impugnar
declara que el comunismo pretende
controlar, cuando no prohibir la vida
religiosa de las personas que viven
bajo su jurisdicción, y que aun extiende
su mano hasta la santidad del
círculo familiar, interrumpiendo las
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relaciones normales de padres e
hijos, en una manera desconocida y
desautorizada bajo las garantías constitucionales
según las cuales vivimos
en América. Tal intervención sería
contraria a los preceptos fundamentales
del evangelio, así como al
orden y enseñanzas de la Iglesia.
(Clark, Messages, 6:17-18; Deseret
News, 3 de julio de 1936, pág. 1;
¡mprovement Era, agosto de 1936,
pág. 488.)
El Plan de Bienestar y la
orden unida
El presidente Clark también indicó
durante su discurso en la conferencia de
octubre de 1942, el cual se ha citado
con frecuencia, que el Plan de Bienestar
no es lo mismo que el comunismo
o la orden unida, recalcando que más
bien es una preparación para vivir la
ley de consagración:
Existe mucha falta de comprensión
entre nuestro pueblo concerniente a
la orden unida.
No he podido llegar a creer que la
orden unida signifique lo que algunas
personas piensan que significa, de
manera que durante los últimos
meses, he pasado algún tiempo
leyendo las revelaciones al respecto,
y también nuestra historia,- y a la vez
considerando una disertación que se
ha escrito en cuanto a la orden.
Existe un concepto, y me temo que
esté creciendo, de que el comunismo
y la orden unida son esencialmente
la misma^cosa, siendo el primero
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meramente el precursor del reestablecimiento
de la orden unida. Se me
ha informado que exobispos, y por
cierto, obispos, que pertenecen a
organizaciones comunistas, están
predicando tal doctrina. De manera
que he pensado que quizás os sería
útil que os dijera unas breves palabras
en cuanto a la manera en que
yo interpreto las revelaciones concernientes
a este tema que se encuentran
en Doctrinas y Convenios
(si hay otras revelaciones en cuanto
a la orden, no tengo conocimiento
de ellas). Os recomiendo, hermanos,
que leáis algunas secciones de Doctrinas
y Convenios que hablan de
este tema, empezando con las secciones
42 y 51. (Véanse también las
secciones 70, 78, 82, 83, 85, 90, 92,
96 y 104.) Estoy seguro de que si las
leéis, os daréis cuenta de que mi
explicación de la orden unida es substancialmente
acertada.
Podría decir, para comenzar, que
los hermanos en Missouri, en sus esfuerzos
para establecer la orden
unida, se apartaron de los principios
expuestos en las revelaciones. Esto
también es cierto en cuanto a las
organizaciones establecidas en Utah
después de que los miembros vinieron
a los valles. Que yo sepa, solamente
se ha preservado un documento
que reclama ser legal, que
se empleó en relación con el establecimiento
de la orden unida, y tal
documento carece de fecha. Se dice
que lo hallaron entre los papeles del
obispo Partridge. Según dicho documento,
la Iglesia arrendó a Titus
Billings una cantidad determinada de
bienes raíces y le prestó cierta cantidad
de propiedades personales.
Dicho documento no concuerda con
el principio establecido en las revelaciones
concernientes a la orden
unida.
El principio básico de todas las revelaciones
en cuanto a la orden unida
es que todo lo que poseemos pertenece
al Señor; por lo tanto, el
Señor puede pedirnos una parte o
todas las propiedades que tenemos,
porque le pertenecen a El. Repito,
este es el principio básico. (D. y C.
104:14-17, 54-57.)
Uno de los lugares en donde algunos
miembros se están desviando es
éste: Continuamente se hace refe-