mi reino se extendera

Sidney Rigdon como presidente;
pero él pidió que primero votaran
para decidir si querfan que los Doce
presidieran. Asf se hizo, y los miembros
todos de acuerdo, levantaron
la mano para apoyar a los Doce. En
esta reunión se organizaron los
quórumes, el Sumo Consejo, los
sumos sacerdotes, setentas, élderes,
etc. (Diario de Brigham Young, 8
de agosto de 1844. Departamento
Histórico de La Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días.
Salt Lake City.)
De este modo se sostuvo a los Doce
como gufas de la Iglesia y a Brigham
Young como Presidente del Quorum.
En un acto de unión y amor fraternal
Brigham Young pidió a los miembros
que sostuvieran a Sidney Rigdon en el
lugar que ya ocupaba para "que nos
sintamos unidos mutuamente"; y así se
hizo. (Véase Historia de la Iglesia 7:242).
A pesar de esto, a las pocas semanas,
Sidney Rigdon demostró que no apoyaba
a los Doce como Presidencia de la
Iglesia. En efecto, secretamente declaró
que él poseía autoridad superior
a la de los apóstoles. El 8 de septiembre
de 1844 fue excomulgado de la Iglesia.
Cuando retornó a Pittsburgh, estado de
Pennsylvania, Sidney Rigdon estableció
su propia iglesia ordenando a algunos
hombres como profetas, sacerdotes y
reyes para los gentiles. Pero su organización
no duró mucho tiempo.
Una semana después de la histórica
reunión del 8 de agosto de 1844. el
Quorum de los Doce, con la firma del
::=;::":- 3r.cr.= rr Your.g envíe una
epístola a los miembros de la Iglesia
en todo el mundo dándoles consuelo y
guiándoles.
Una epístola dirigida a la Iglesia
La epístola recalca que los Doce son los
debidos sucesores de José Smith porque
ellos poseen las llaves para (1)
"sellar en la tierra lo que se sella en
los cielos" y (2) "para presidir sobre
todos los asuntos de la Iglesia en el
mundo entero".
A La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días, en Nauuoo
y en todo el mundo:... SALUDO.
AMADOS HERMANOS: Queremos dirigirnos
a vosotros para tratar temas
de mucha importancia en estos momentos
de aflicción, persecución y
duelo por la muerte de nuestro
amado Profeta y nuestro Patriarca.
CAPITULO 2
Ambos sufrieron un cruel asesinato
por defender el testimonio que
tenían de Jesucristo, y como "el
Buen Pastor" dieron su vida por su
rebaño habiéndose dejado apresar
por asesinos que habían jurado quitarles
la vida. Ahora no tenéis un
profeta viviente para guiaros. Pero
sí, tenéis a los apóstoles que poseen
las llaves del poder para ligar en la
tierra y en el cielo y para presidir
sobre todos los asuntos de la Iglesia
en el mundo. Aún estamos bajo la
dirección del mismo Dios, somos
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guiados por el mismo espíritu, tenemos
las mismas manifestaciones del
Espíritu Santo para dirigir los asun
tos de toda la iglesia y edificar el
Reino sobre la base que estableció
el Profeta José, el que aún posee las
llaves de esta última dispensación, y
las tendrá por toda la eternidad, en
su carácter de rey y sacerdote del
más alto Dios, ministrando ya sea
en el cíelo, en la tierra o entre los
espíritus de los que ya han muerto,
según la voluntad de aquél que lo
envió.