mi reino se extendera

lo que recibieran si tenían con qué,
pero si no, sus obras fieles satisfacerían
la deuda ante el obispo.
(D. y C. 72:11, 14.)
Conforme transcurrió el tiempo y se
desarrolló el sistema, el Señor dispuso
otras dos instituciones además
del almacén: una era llamada la
Tesorería Sagrada, en la cual se iba
a depositar "el producto de las cosas
sagradas, para propósitos sacrosantos."
Aunque no está muy claro, tal
parece que en esta tesorería se iban
a depositar los excedentes derivados
de la publicación de las revelaciones,
el Libro de Mormón, la Perla de
Gran Precio y otras cosas similares,
mayordomía que se había dado a
José y a otros. (D. y C. 104:60-66.)
El Señor también dispuso que se
formara "Otra Tesorería", y en ésa
se depositaban los ingresos generales
de la Iglesia, tales como obsequios
en dinero, y los ingresos derivados
del mejoramiento de las mayordomías,
a distinción del sobrante de
las consagraciones originales y el
sobrante derivado de la operación de
sus mayordomías. (D. y C. 104:
67-68.)
Lo anterior es el bosquejo general
de acuerdo con lo recopilado de las
revelaciones en cuanto a la ley de la
orden unida, a la cual el Señor se
refirió como "mi ley". (D. y C. 44:6;
51:15.) Hay algunos pasajes en las
revelaciones, los cuales, si se interpretan
fuera del contexto, sin tener
en mente todo el sistema, se pueden
considerar como contrarios a algunas
de las cosas que he declarado,
pero si se considera el programa
total, según se encuentra en las revelaciones,
tales pasajes concordarán
perfectamente.
El principio fundamental de este sistema
era el de la propiedad privada.
Cada hombre poseía su porción, o
heredad, o mayordomía, por medio
de un título absoluto, con el cual
él podía venderla o hipotecarla, o
tratarla como propiedad suya de
cualquier otra manera. La Iglesia no
poseía toda la propiedad, y la vida
bajo la orden unida no era una vida
comunal, como lo dijo el mismo
Profeta José Smith. {History of the
Church, tomo III, pág. 28). La orden
unida es un sistema individualista no
comunal.
Ya hemos dicho que el Plan de Bie­
CAPITULO 14
nestar no es la orden unida, ni se
tuvo por objeto que lo fuera. Sin
embargo, me gustaría sugerir que
quizás, después de todo, cuando
funcione en forma completa el Plan
de Bienestar, cosa que hasta ahora
no se ha logrado, no estaremos muy
lejos de los grandes principios fundamentales
de la orden unida.
En primer lugar, repito nuevamente,
la orden unida aceptaba y fue fundada
sobre el principio de la propiedad
privada; todo lo que un hombre
tenía para vivir bajo la orden unida
era suyo. Obviamente, el principio
fundamental de nuestro sistema
actual es el de la propiedad privada.
En segundo lugar, en vez de los restos
y excedentes que se acumulan
bajo la orden unida, en la actualidad
tenemos nuestras ofrendas de ayuno,
nuestros donativos de bienestar y
nuestros diezmos, todo lo cual se
puede utilizar para cuidar de los pobres,
así como para llevar a cabo las
actividades y asuntos de la Iglesia.
Después de todo, la orden unida se
designó primordialmente para establecer
un sistema bajo el cual no
hubiera pobres, y éste es también el
propósito del Plan de Bienestar.
En relación con esto, también se
podrá observar, por medio de esas
primeras revelaciones y por nuestra
historia, que el Señor, desde muy
temprano, tuvo que amonestar a la
gente por causa de la maldad de la
ociosidad y la de la avaricia, porque
los hermanos que tenían en abundancia
no estaban dando como
debían, y los que no tenían, evidentemente
sólo deseaban vivir sin trabajar,
de las cosas que se iban a recibir
de aquellos que poseían bienes.
(D. y C. 56:16-20.)
Por otra parte, bajo la Orden Unida
teníamos un almacén del obispo en
el cual se recogían todos los materiales
necesarios para satisfacer las
necesidades de los pobres
Bajo el Plan de Bienestar ahora tenemos
en toda la Iglesia proyectos
de terrenos. En algunos casos estos
terrenos son propiedad de los barrios,
en otros éstos los arrendan o
los reciben prestados de parte de
algún individuo. Esta tierra se cultiva
para el beneficio de los pobres, y los
pobres la cultivan cuando se puede
lograr que éstos la cultiven.
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En lugar de las dos tesorerías, la
"tesorería sagrada" y "la otra tesorería",
hoy tenemos los fondos generales
de la Iglesia.
De manera que, como verán, hermanos,
tenemos muchos de los
principios esenciales de la orden
unida en el Plan de Bienestar como
se ha desarrollado hasta ahora. Además,
teniendo presente la ayuda que
se proporciona de vez en cuando, y
en varios de los barrios, para ayudar
a establecer a la gente en algún negocio
o en la agricultura, nosotros
tenemos un plan que no es esencialmente
diferente del que se conocía
en la orden unida, cuando se daban
porciones del fondo común a los
pobres.
Ahora hermanos, la Iglesia ha logrado
avanzar tremendamente en el
Plan de Bienestar. Aún tendremos
que avanzar mucho más. Como se
dijo en el Mensaje de la Primera
Presidencia esta mañana, los oficiales
del gobierno nos han dicho que
estamos pasando por lo que solíamos
llamar "tiempos difíciles". Si el
Plan de Bienestar está funcionando
completamente, estaremos en posición
de ayudar a todo Santo de los
Últimos Días que esté en la pobreza,
no importa en qué lugar que se encuentre.
(EnConference Report, oct.
de 1942, págs. 54-58.)
CUESTIONARIO
1. ¿Qué principios básicos del evangelio
guiaron la formación del plan de
bienestar? ¿Cómo se manifiestan
dichos principios en la manera en
que funciona el programa en la
actualidad?
2. ¿Qué procedimientos u organización
específicos, instituidos en la
década de 1930, son todavía parte
del programa de bienestar hoy en
día?
3. ¿Qué responsabilidades tienen las
familias o individuos como parte del
plan?
4. ¿Por qué no fue el comunismo el
medio para reestablecer la orden
unida?
5. ¿En qué maneras es el programa de
bienestar una preparación para vivir
según la ley de consagración?